Es noticia:

Del laboratorio a la línea de fuego: el misil hipersónico chino que destroza el escudo ruso

El debut de los misiles hipersónicos en el conflicto entre India y Pakistán: el día que la guerra aceleró a Mach 5

La frontera más tensa del mundo volvió a estallar el pasado 7 de mayo, pero esta vez no fue solo con fuego de artillería ni declaraciones cruzadas. Fue con velocidad hipersónica. En un movimiento que marca un antes y un después en la historia del armamento moderno, Pakistán habría utilizado por primera vez misiles hipersónicos chinos en respuesta a un ataque aéreo indio sobre supuestas bases terroristas. ¿El resultado? La destrucción de un , considerado hasta ahora uno de los escudos antiaéreos más avanzados del planeta.

En un mundo donde el botón nuclear parece estar cada vez más al alcance, los misiles hipersónicos se presentan como el nuevo umbral del terror: veloces, precisos y, sobre todo, difíciles —si no imposibles— de interceptar.

Misil hipersónico chino

Cachemira, epicentro de una guerra con esteroides

El escenario no es nuevo. La región de Cachemira ha sido durante décadas una herida abierta entre India y Pakistán, una herida armada, ideológica y nuclear. Pero esta vez, el estallido va más allá de lo político. Es técnico. Es táctico. Y es profundamente simbólico.

Según el South China Morning Post, cazas JF-17 paquistaníes lanzaron dos misiles hipersónicos CM-400AKG contra una batería india S-400 desplegada en Punjab. No solo acertaron: la destruyeron. Es la primera vez que un misil hipersónico se usa en combate real. El laboratorio de pruebas ya no es un desierto o un mar remoto. Es el subcontinente indio.

¿Qué es un misil hipersónico y por qué da tanto miedo?

Para entender la magnitud del suceso, basta con una cifra: Mach 5. Más de 6.000 km/h. Esa es la velocidad mínima de un misil hipersónico como el CM-400AKG, que además de ser rápido, es inteligente. Gracias a un sistema de navegación inercial combinado con GPS y a la intervención humana en tiempo real (“hombre en el circuito”), puede modificar su trayectoria en pleno vuelo. Es decir, no solo llega antes: también llega mejor.

La tecnología permite, por ejemplo, atacar objetivos móviles o reajustar blancos con precisión quirúrgica. En este caso, se utilizó para perforar uno de los sistemas antiaéreos más sofisticados del arsenal indio. Que el S-400 haya caído no es solo una noticia técnica: es un mensaje político. Una declaración de capacidades. Y, posiblemente, una provocación meditada.

China, la mano invisible… que ya no se esconde

Aunque el conflicto es entre India y Pakistán, el misil habla chino. Fabricado por la Corporación de Ciencia e Industria Aeroespacial de China, el CM-400AKG es tanto un producto militar como un embajador geoestratégico. Su debut en combate lo catapulta no solo como arma letal, sino como símbolo de exportación.

Para Beijing, el éxito del misil es un golpe de efecto doble: demuestra que sus desarrollos militares están listos para la guerra real y refuerza su posición como proveedor de tecnología avanzada en el mercado global de defensa. No es casual que los analistas de Army Recognition hablen de “una nueva era en la guerra” y de “serias preocupaciones entre los estrategas occidentales”. Si antes el temor era a los drones iraníes o los cazas furtivos rusos, ahora la alarma viene desde la alta velocidad china.

Un conflicto local con eco global

Lo sucedido en la Línea de Control entre India y Pakistán no es solo un episodio más en su historial de choques militares. Es, en muchos sentidos, un laboratorio a cielo abierto de lo que será el futuro de los conflictos: inteligencia artificial, velocidad extrema, guerra sin contacto humano directo. Un escenario donde las decisiones se toman en segundos, y donde el margen de error es tan reducido como el tiempo de reacción ante un misil que cruza el cielo en lo que dura un respiro.

La pregunta ya no es si los misiles hipersónicos cambiarán el tablero militar. Es cuándo volverán a volar. Y en qué dirección.