Álvaro Romillo, alias “Luis CryptoSpain”, lideraba un entramado con su padre y su tío
Lo que comenzó como una supuesta revolución financiera en el mundo de las criptomonedas y las inversiones de alto rendimiento, ha terminado siendo, según la investigación judicial, una de las mayores estafas piramidales recientes en España. El rostro visible de este entramado, Álvaro Romillo, actuaba bajo el pseudónimo de Luis CryptoSpain, mientras que en la sombra se movían su padre, Domingo Romillo, y su tío, Juan Carlos, quienes figuraban al frente de las cuentas y sociedades que daban apariencia legal al fraude.
El telón de fondo: promesas de lujo y rentabilidad
La fachada era ambiciosa: inversiones en hoteles de lujo en el Caribe, parkings futuristas, coches vintage y bienes raíces en destinos exóticos. Todo cuidadosamente adornado con vídeos de marketing, rentabilidades imposibles y discursos que rozaban la persuasión sectaria. Álvaro Romillo incluso llegó a producir un vídeo de más de una hora intentando convencer a los afectados de que no le denunciaran, apuntando incluso a los abogados de las víctimas como los verdaderos enemigos, acusándoles de quedarse con parte del dinero recuperado.
En el discurso, Luis CryptoSpain llegó a insinuar un futuro regreso con negocios “más grandes y mejores”, dejando una sensación de impunidad peligrosa y desconcertante entre los miles de afectados.
Sin embargo, detrás del brillo de las promesas y las palabras medidas, no había ni hoteles ni inversiones reales. Solo un castillo de naipes que se desmoronó con el silencio abrupto del líder: cerró de un día para otro todas las vías de contacto con sus seguidores, dejando a muchos sin respuestas ni esperanza.

44 proyectos, 300 millones y un entramado internacional
El sumario del caso, al que ha tenido acceso laSexta, confirma que la Guardia Civil ha identificado al menos 44 proyectos fraudulentos, valorados en más de 260 millones de euros. Las autoridades estiman que la estafa total superaría los 300 millones de euros, afectando a miles de personas en España y otros países. En enero, comenzaron los esfuerzos internacionales para localizar coches de lujo supuestamente adquiridos con el dinero estafado, así como propiedades fantasmas en República Dominicana.
Una de las primeras victorias en el rastreo del dinero ha sido el bloqueo de una cuenta en Singapur con 29 millones de euros, aunque las investigaciones siguen activas en Lituania y Portugal, países clave por donde habría circulado parte de la fortuna desaparecida.
Además, el caso ha cobrado una dimensión política tras conocerse que Romillo entregó 100.000 euros en efectivo a Alvise Pérez, presuntamente para financiar su campaña electoral. Este episodio ha añadido un nuevo nivel de controversia a un caso que ya estaba teñido de escándalo.
Una red familiar con apariencia de corporación
Más allá de la figura de Álvaro, el caso CryptoSpain revela una estructura piramidal de tintes familiares, cuidadosamente organizada para evitar la trazabilidad del dinero. Domingo Romillo y Juan Carlos Romillo, padre y tío del presunto estafador, aparecen como piezas clave en la administración de las cuentas, ocultando el origen del capital y dirigiendo la red de sociedades opacas que sustentaban el modelo.
Mientras tanto, miles de afectados esperan respuestas. Algunos de ellos han perdido ahorros de toda una vida; otros, pequeños inversores que confiaron en una narrativa de libertad financiera, se han visto atrapados en una maquinaria diseñada para vaciar bolsillos con apariencia de oportunidad.
Lo que queda claro es que CryptoSpain fue mucho más que una estafa digital: fue una trama emocional y psicológica, construida para seducir, convencer y desaparecer. Y sus consecuencias, tanto económicas como sociales, apenas están comenzando a aflorar.