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La UCO registra la casa de Ábalos

La Guardia Civil ha registrado la vivienda del exministro José Luis Ábalos en Valencia en el marco de una investigación por presuntas adjudicaciones amañadas durante su etapa en el Ministerio de Transportes

No fue una redada cualquiera. Fue un lunes cualquiera. Y sin embargo, el sonido del timbre en la casa de José Luis Ábalos en Valencia tuvo el eco simbólico de una campana fúnebre para la política de la vieja guardia socialista. La Unidad Central Operativa de la Guardia Civil entró con orden judicial, pero también con una acusación silenciosa, la sospecha de que el poder no solo corrompe, sino que además se organiza, se planifica y se adjudica como quien reparte cartas marcadas en una partida amañada.

Mientras la casa se convertía en escena judicial, las miradas se dirigían también hacia Navarra, donde constructoras supuestamente involucradas en la trama fueron inspeccionadas como piezas de un rompecabezas que, irónicamente, parece estar bastante ensamblado. Se trata de una pieza separada del caso Koldo, aunque suena más a capítulo central. Bajo el apartamento del exministro, un local también registrado recuerda que en este tipo de casos, hasta el último trastero puede esconder la sombra de una comisión.

Luis Ábalos
La Unidad Central Operativa de la Guardia Civil entró con orden judicial

Contratos con rotulador fluorescente: cuando la corrupción se subraya sola

Los documentos que presentó Víctor de Aldama al Tribunal Supremo parecen escritos con la sutilidad de un grafiti en un museo, contratos señalados con fluorescentes, como si la corrupción necesitara subrayarse a sí misma para ser evidente. Aldama, más que empresario, ha terminado pareciendo un cronista involuntario del desvío de fondos públicos. Y sus subrayados han puesto al juez Puente sobre la pista de adjudicaciones que cambiaban de forma como camaleones, convenientemente modificadas una vez ganados los concursos.

El exdirector general de Carreteras, Javier Herrero, ha admitido que muchos de esos contratos pasaron por sus manos. Es decir, que no se trataba de un accidente aislado, sino de un procedimiento. Una mecánica casi burocrática de lo irregular. La UCO no busca ya pruebas de un desliz, sino indicios de una red, la repetición, ese viejo truco de la rutina, es ahora la prueba más clara de una corrupción que no fue puntual, sino metódica.

Ábalos: del Consejo de Ministros al banquillo de los sospechosos

Hay algo especialmente trágico en ver a quien fue número dos del PSOE sentado frente a su abogada, en su propia casa, mientras agentes copian sus discos duros. Como si la política, en su versión más cruda, terminara siempre con un procesador clonado y una reputación evaporada. José Luis Ábalos, que fue una de las piezas clave en el engranaje de Pedro Sánchez, se encuentra ahora cercado por acusaciones de cohecho, tráfico de influencias y organización criminal. De la cúspide al subsuelo, sin escalas.

El escándalo amenaza con expandirse como una mancha de aceite sobre las alfombras del poder socialista. Y si algo está claro es que el caso Koldo no ha hecho más que abrir la puerta. La puerta de una casa, sí, pero también la del recuerdo incómodo de que el poder, cuando se oxida, chirría. Y cada registro, cada comparecencia, cada documento fluorescente, no hace más que recordarnos que la transparencia es un cristal que se mancha con sorprendente facilidad y se limpia con muy poca frecuencia.

Santos Cerdán