Del exilio al escaparate: la inesperada resurrección de Bacon
Después de dos años vagando por ligas que rara vez aparecen en los telediarios China, Puerto Rico, Rusia, Dwayne Bacon parece estar a las puertas de una segunda vida en la Euroliga. El alero estadounidense, que ya dejó huella en el Mónaco y el Panathinaikos con su potencia ofensiva, ha firmado una temporada estelar con el Zenit de San Petersburgo: 16,3 puntos, 3,6 rebotes y 1,9 asistencias por partido, y el MVP de la VTB League bajo el brazo.
No obstante, su ausencia en la élite no se debió a cuestiones deportivas, sino a esa sombra que siempre le persigue: los problemas fuera de la cancha. Carácter complicado, sí, pero también talento a raudales. Y ahora, con 30 años, la oportunidad llama otra vez a su puerta.
Dubái, el nuevo dorado del baloncesto europeo
¿Y quién se la da? Nada menos que el Dubái Basketball Club, el flamante nuevo proyecto con sede en los Emiratos, que ya ha movido ficha en el mercado como si llevara décadas codeándose con los gigantes europeos. Fuentes cercanas aseguran que el interés por Bacon es real y avanzado, y que su fichaje podría sumarse a un elenco de nombres que quita el hipo: Džanan Musa, Aleksa Avramović, Justin Anderson y Mfiondu Kabengele ya suenan con fuerza.
La guinda del pastel sería Mam Jaiteh para el juego interior. Con todos ellos juntos, Dubái no sería un recién llegado, sino un contendiente desde el minuto uno. El tipo de club que no teme ir con todo a la mesa, y que tiene chequera, ambición y escaparate de sobra para seducir a talentos difíciles.
Bacon, que ha probado el lujo asiático, la pasión caribeña y el rigor ruso, podría encontrar en Dubái el equilibrio que tanto le ha faltado: disciplina, proyección internacional y, por qué no, redención.
