El Real Madrid de baloncesto no solo se juega su futuro inmediato en los playoffs de la Liga Endesa, sino que también prepara una profunda reestructuración de su plantilla
Mientras el Real Madrid de baloncesto aprieta los dientes en su batalla presente contra el Baskonia, en los despachos de Valdebebas se escribe un capítulo menos visible, pero igual de trascendental, el del futuro. Entre estadísticas, recuperaciones y sudor acumulado, emerge una pregunta que los blancos no pueden esquivar. ¿quién puede compartir el peso de una torre como Edy Tavares sin que el equipo se desmorone? La respuesta, al parecer, lleva acento balcánico y mide más de dos metros, Nikola Milutinov.
El pívot serbio no es un fichaje, es una declaración de intenciones. Con su currículo de Euroliga, su físico de obelisco romano y una inteligencia táctica que no suele verse en hombres tan altos, Milutinov aparece como el escudero perfecto para Tavares. Uno que no viene a disputarle el trono, sino a impedir que se desfonde en la defensa del reino. Pero como todo lo deseado, también está disputado, el Olympiacos lo deja ir, sí, pero otros ya han olido la sangre.

Milano mueve primero: Messina quiere reinar con el serbio
La noticia llegó como suelen llegar las más dolorosas, de madrugada y con acento italiano. Donatas Urbonas encendió la mecha en Basket News, Olimpia Milano ya negocia con el entorno de Milutinov. El conjunto lombardo, cansado de vivir en el purgatorio de los no clasificados pese a sus millones, busca en el serbio no solo músculo, sino redención. Y lo hace con el pragmatismo de quien ha aprendido que los anillos no se ganan solo con talento, sino con equilibrio.
Messina quiere reconstruir su imperio alrededor de un pívot sólido, sin florituras pero con certezas. Y eso, precisamente, es lo que pone en jaque al Madrid. Porque la oferta italiana no solo seduce el bolsillo, sino el ego, rol protagonista, liderazgo asegurado, minutos sin compartir con un gigante que tapa el sol. El Real, por su parte, no ofrece promesas, sino jerarquías. Y en ese choque de modelos se define más que un fichaje, se mide una filosofía.
La lógica de los números y el arte de la anticipación
Las cifras de Milutinov no hacen que uno se levante a aplaudir, pero sí que incline la cabeza con respeto. Sus 8,2 puntos, 5,8 rebotes y casi una asistencia por partido en Euroliga no lo convierten en un espectáculo, pero sí en un pilar. Como esos actores secundarios que sostienen la escena sin decir una palabra de más. A sus 29 años, ha alcanzado esa rara madurez donde el cuerpo todavía responde y la mente ya ha aprendido a no desperdiciarlo.
Para el Real Madrid, ficharlo sería algo más que un movimiento táctico, sería un reconocimiento implícito de que ni los titanes pueden solos. Que incluso un jugador como Tavares necesita un socio con quien compartir el yugo. Y en ese juego de anticipación, donde cada segundo importa y cada silencio puede ser una renuncia, el Madrid se enfrenta a su propio dilema, actuar como campeón del presente o planificar como campeón del mañana.