El Baskonia se encuentra en la fase final de su planificación y centra sus esfuerzos en reforzar la posición de base. Dos nombres aparecen como opciones principales: el joven y explosivo Yago Dos Santos y el experimentado Stefan Jovic
El Baskonia se encuentra en ese instante decisivo del verano en el que los despachos pesan tanto como los tableros. La plantilla está prácticamente cerrada, pero falta la pieza que dará sentido al rompecabezas, un base que no solo lleve la pelota, sino que cargue con la responsabilidad de dirigir el destino colectivo. En otras palabras, alguien que transforme la incertidumbre en geometría y el caos en partitura.
En esta búsqueda aparecen dos nombres que, aunque opuestos como el fuego y el hielo, comparten la misma misión, poner orden y magia en la cancha. Yago Dos Santos, el brasileño que juega como si llevara samba en las zapatillas, y Stefan Jovic, el serbio que dirige los partidos con la calma de un ajedrecista. Dos estilos que parecen incompatibles, pero que paradójicamente representan la misma esperanza, darle a Baskonia un timonel capaz de navegar la marea de la Euroliga.
Juventud desafiante contra experiencia sobria
Yago Dos Santos, apenas 24 años, se ha ganado un nombre en Europa por su capacidad de incendiar partidos en segundos. Su juego es dinamita pura, penetra con la velocidad de un rayo, improvisa como un músico de jazz y convierte la pista en un espacio donde todo puede suceder. El rival nunca sabe si enfrentará a un generador de asistencias brillantes o a un francotirador con licencia para romper defensas. Esa imprevisibilidad es, al mismo tiempo, su mayor virtud y su riesgo más evidente.
En el otro extremo se erige Stefan Jovic, la calma hecha carne. A sus 33 años, acumula experiencias en clubes de élite y en la selección serbia, donde siempre fue más brújula que metralla. Su baloncesto es sobrio, sin pirotecnia, pero con la precisión de un reloj suizo. Defiende, ordena, manda. Si Dos Santos es tormenta tropical, Jovic es lago en calma. Y aunque ambos paisajes resultan bellos, solo uno podrá adornar el horizonte baskonista.
Una decisión que define el rumbo
Lo fascinante de esta elección es que no se trata únicamente de fichar un base. En realidad, es un manifiesto silencioso sobre cómo Baskonia quiere presentarse en Europa y la Liga Endesa. Con Dos Santos, el club apostaría por la juventud descarada, la emoción del riesgo y la posibilidad de desbordar a cualquiera con energía inagotable. Con Jovic, abrazaría la seguridad de la experiencia, la serenidad en los minutos calientes y el confort de lo previsible.
Decidir no será sencillo. Lo único claro es que, con el fichaje de uno de ellos, la plantilla quedará lista para competir sin excusas. Vitoria, siempre exigente, espera el anuncio con la impaciencia de quien sabe que no se elige solo un jugador, sino un estilo de vida. Al final, entre el vértigo del brasileño y la pausa del serbio, el Baskonia tendrá que escoger qué música quiere bailar en la temporada que se avecina.