Guerschon Yabusele, aquel ala-pívot que enamoró al Palacio con su potencia y elegancia de bailarín improbable, vuelve a ser protagonista en los planes del Real Madrid
Hay jugadores que no solo ocupan una posición en la cancha, sino también un espacio simbólico en el corazón de un club. Guerschon Yabusele apodado con cierta ternura y bastante ironía “el oso danzante” vuelve a sonar con fuerza en los despachos del Real Madrid. Su periplo en los Philadelphia 76ers, con números más que decentes y una presencia constante en la rotación, parecía haberle asegurado continuidad. Pero el baloncesto, como la vida, tiene el don de contradecirse, justo cuando parecía asentado, la renovación se diluye en el aire como promesa electoral.
Philadelphia no le ha cerrado la puerta, simplemente le ha recordado lo que vale. Y ese valor, paradójicamente, podría sacarlo del mercado que lo encumbró. Cuando el precio sube, el deseo permanece pero la chequera tiembla. Es ahí donde Europa, con su mezcla de nostalgia y oportunidad, reaparece. Y en Europa, el Real Madrid observa con la calma tensa del cazador que reconoce a una presa que ya fue suya. El club blanco no olvida que Yabusele fue parte clave del equipo campeón de Euroliga en 2023. Y hay amores que, aunque interrumpidos, nunca se olvidan.

Un contrato, una brújula: el precio del regreso
Yabusele quiere quedarse en la NBA. Esa es su prioridad confesa, como lo sería para cualquier jugador que sepa cuánto vale un segundo de gloria en el Madison Square Garden. Pero su destino pende, irónicamente, de los ceros que se escriban al final de una cifra. Si alguien en la liga estadounidense le ofrece entre 5 y 6 millones de dólares por temporada, seguirá bailando en suelo americano. Si no, Europa vuelve a vestirse de posibilidad, de refugio, de trampolín sentimental.
El Real Madrid, realista hasta en sus sueños, sabe que ahora mismo la operación parece más un deseo que un plan. Pero el club tiene memoria y paciencia. Saben que Yabusele no solo es un jugador potente, sino una figura carismática capaz de girar partidos y llenar estadios. Su vuelta, si se concreta, no sería solo una contratación; sería una declaración de intenciones. Como quien recupera una joya familiar que nunca debió haberse prestado.
Entre dos fuegos: la patria, la gloria y la incertidumbre
Mientras tanto, el alero francés no se detiene. Entre ofertas inciertas y decisiones millonarias, mantiene su mirada fija en el horizonte tricolor. Todo apunta a que será parte del equipo que defenderá a Francia en el EuroBasket 2025, bajo la dirección del debutante Frederic Fauthoux. La cita continental se celebrará en Katowice, en el corazón de una Europa que también observa el destino de Yabusele con la atención de un lector que no quiere que su novela favorita termine mal.
Así, el verano de Guerschon se presenta como un tablero de ajedrez con piezas demasiado humanas, ambición, nostalgia, dinero, patria, y un club que lo espera con los brazos abiertos. Entre la luz blanca del Palacio de los Deportes y las luces LED de Filadelfia, Yabusele deberá elegir. Y como en toda buena historia, lo importante no es solo a dónde vaya, sino lo que representa ese viaje.