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Chino mugriento en Pesadilla en la cocina pone a Chicote como un dragón

El reconocido chef de La Sexta se ha desplazado hasta el Mizuna THAI, que estaba condenado a la ruina, puesto que acumulaba una deuda de 30.000 euros

Alberto Chicote ha demostrado con el paso de los años que está preparado para cualquier reto. Sin embargo, hay ocasiones en Pesadilla en la cocina en la que la situación se le va de las manos. Algo que ha vuelto a ocurrir en el Mizuna THAI, donde ha acudido para intentar reflotar un restaurante condenado a la ruina.

Allí, el reconocido chef ha vuelto a demostrar su fuerte carácter. Un carácter que siempre saca a relucir cuando las cosas no salen como a él le gustan. Una situación muy común en Pesadilla en la cocina, ya que los empleados de los restaurantes a los que acude no están dispuestos a colaborar.

Pesadilla en la cocina
Alberto Chicote acudió al rescate del Mizuna THAI

El nuevo reto de Alberto Chicote

En esta ocasión, Alberto Chicote se ha desplazado hasta Girona para ayudar al Mizuna THAI, un restaurante chino que no atraviesa su mejor momento. Algo que está provocado porque ha perdido su esencia, ya que no es solo un restaurante chino, sino que también sirve plato japoneses, coreanos y tailandeses.

Sin embargo, esto no es el único problema, ya que la familia, que es la que trabaja en el restaurante, ha contraído una deuda que asciende ya a 30.000 euros, por lo que el futuro del restaurante es de vital importancia para evitar la ruina. Pero no lo parece, ya que no todos los miembros están dispuestos a colaborar.

Pesadilla en la cocina
A pesar de todos los obstáculos, el Mizuna THAI pudo ofrecer un buen servicio gracias a Alberto Chicote

Pesadilla en la cocina repite su ciclo

Como es habitual en Pesadilla en la cocina, el primer paso para ayudar al restaurante es que Alberto Chicote pruebe los platos. Tras probar la mala calidad, el chef se dispuso a conocer a los empleados, pero estos no estaban por la labor. Incluso, uno de ellos declaró que Chicote no le caía bien, mientras que la madre del dueño aseguró que el chef tenía más carácter que un dragón.

Tras cambiar la apariencia del restaurante, nada cambió, puesto que el servicio seguía siendo lamentable. Sin embargo, tras la insistencia del dueño, toda la plantilla comenzó a remar en la misma dirección y finalmente pudieron realizar un buen servicio. Algo que sirvió para que todos agradecieran la labor de Alberto Chicote.

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