
Hace unas temporadas, el desconocido Anzhi ruso irrumpía en el mundo del fútbol a base de talonario. De la noche a a la mañana fichaba de un plumazo a jugadores como Eto’o y Robertos Carlos y a un entrenador de la talla de Hiddink. Todo con el objetivo de ser uno de los grandes de Europa y pelear por la Champions en un corto espacio de tiempo.
Sin embargo eso se ha ido al garete. El megaproyecto se ha ido descomponiendo después de muchas promesas incumplidas y el Anzhi, ya sin estrellas, ocupa actualmente la última posición de la tabla clasificatoria. Peleando por no descender, ya nadie se acuerda de aquel equipo que amenazaba con reventar el fútbol europeo.