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AC Milan: Reijnders se despide, Maignan duda… y Modric se viste de rossonero

Luka Modric aterriza en el Milan: una leyenda para un vestuario en reconstrucción

El mercado de fichajes ha dado un giro de guion digno de un drama italiano: Luka Modric, a sus 39 años, jugará en el AC Milan. Mientras Tijjani Reijnders hace las maletas y Mike Maignan se deja querer por los cantos de sirena del PSG, la dirección deportiva del club lombardo mueve ficha con una operación tan inesperada como simbólica: un contrato de un año para el genio croata. Sí, ese que fue Balón de Oro cuando muchos ya escribían elegías para el centrocampismo clásico.

La llegada de Modric no es solo un refuerzo futbolístico, es una declaración de principios. En un momento en que el Milan ve deshacerse su columna vertebral —con Reijnders rumbo al Tottenham y Maignan dudando entre renovar o volar hacia París—, el fichaje del croata apunta más al alma que al músculo.

El club necesita temple, experiencia y voz en el vestuario. Y no hay voz más sobria y respetada en Europa que la del exjugador del Real Madrid, que tras ganar su quinta Champions y ser marginado paulatinamente por Ancelotti, ha elegido terminar su carrera en el templo de San Siro.

Un Milan entre la nostalgia y la reinvención

El contexto no puede ser más contrastado. Mientras los rumores sobre salidas de piezas clave se multiplican, la directiva rossonera apuesta por una reconstrucción a base de veteranía ilustre y promesas bien seleccionadas. La duda sobre Maignan es mayúscula: con contrato hasta 2026, el portero francés se ha convertido en objeto de deseo del PSG, que necesita urgentemente una figura carismática bajo palos tras la marcha de Keylor Navas y la inestabilidad de Donnarumma. Las negociaciones de renovación están congeladas, y en Milán empiezan a asumir que el adiós es una posibilidad real.

En paralelo, el traspaso de Reijnders se da por hecho. El centrocampista neerlandés, clave en la medular esta temporada, ha aceptado la oferta del Tottenham, club que busca rejuvenecer su sala de máquinas tras un curso irregular. Su marcha deja un vacío de kilómetros recorridos y lectura táctica. Justo lo que, con otra cadencia, podría llenar Modric.

El croata llega con un año firmado y un sueldo ajustado a las nuevas reglas del fair play financiero, pero con la promesa tácita de ser más que un jugador: un mentor. El Milan, con su habitual mezcla de orgullo histórico y necesidad pragmática, vuelve a apostar por el peso de los nombres. Lo hizo con Ibrahimović. Ahora lo repite con Luka. No sabemos si rendirá al nivel de antaño, pero sí que dará que hablar. Y en este fútbol de algoritmos, eso también es un valor.

Luis García Plaza Real Valladolid