El dilema bajo palos que divide a San Mamés
En Bilbao, las decisiones no se toman a la ligera. Menos aún si tienen que ver con la portería, ese lugar sagrado donde los errores se amplifican y los héroes se consagran. Y ahora, con la Champions en el horizonte y tras una Europa League donde Julen Agirrezabala ha defendido con solvencia cada metro del área, el debate estalla: ¿debe seguir él bajo palos el año que viene o ha llegado el momento de devolverle los guantes europeos a Unai Simón?
Ernesto Valverde lo tuvo claro esta temporada: Agirrezabala sería su portero en Copa y en Europa. Y cumplió. Fue titular en la final de La Cartuja, la ganó, y respondió con seguridad y reflejos en cada ronda europea. Pero claro, al otro lado del banquillo espera Unai Simón. Portero titular de la selección española, probablemente el mejor del país, y recién salido de una actuación monumental en el Santiago Bernabéu. Uno de esos partidos que no se olvidan… ni se discuten.
El debate, más emocional que táctico
La afición ha empezado a tomar partido. Con las semifinales de Europa League en el horizonte —y un cruce de alto voltaje frente al Manchester United— muchos athleticzales han levantado la voz: quieren a Simón. No porque Agirrezabala lo haya hecho mal. Al contrario. Pero el contexto cambia. Y cuando se empieza a oler la historia, las decisiones también pesan más.
En Mestalla, el Athletic se juega más que un título. Se juega un salto generacional. Una consagración. Y ahí, en esas noches de miedo y gloria, la grada quiere a su mejor guardián. Porque Unai impone. Porque intimida. Porque cuando está él, el equipo crece. Y los rivales dudan.

Valverde y la fidelidad de hierro
Pero Ernesto Valverde no es de los que cambian por presión ambiental. No lo ha hecho nunca. No lo hará ahora. Julen Agirrezabala ha cumplido con su parte del trato: trabajo, seriedad, eficacia. El Txingurri lo sabe y no lo va a traicionar en el último tramo. Salvo lesión o catástrofe, Agirrezabala será el portero titular en lo que queda de Europa. Aunque eso le pese a parte de la hinchada.
Y mientras tanto, Unai Simón espera. Profesional como pocos, ha aceptado su rol en silencio. Sin una queja. Sin un mal gesto. Pero también sin resignarse. Porque nadie quiere quedarse fuera cuando se huele el título. Y porque, como bien saben los veteranos, las grandes batallas no admiten suplentes de lujo eternos.
El verano y la pregunta sin respuesta
Al final, este debate no acabará con la temporada. Seguirá. Se amplificará. Porque una portería compartida es un equilibrio que nunca dura demasiado. Y porque en Bilbao, cuando hay que elegir entre el futuro y la excelencia, no siempre se puede tener las dos cosas a la vez.
La próxima campaña, con la Champions en el horizonte, el Athletic no podrá permitirse grises. Tendrá que apostar. ¿Confiará otra vez en Agirrezabala, el heredero silencioso? ¿O devolverá la portería a Unai Simón, su mejor jugador en la posición?
San Mamés, mientras tanto, ya ha elegido. El problema es que Valverde, por ahora, no escucha a la grada. Escucha a su convicción. Y de momento, su convicción se llama Julen.