Es noticia:

El Athletic arrebata el Croises a la Real Sociedad

El Athletic continúa reforzando su presencia en Iparralde con una política de expansión territorial centrada en el talento juvenil. La firma del Croises, club formador clave durante una década para la Real Sociedad

En el siempre delicado ajedrez territorial del fútbol vasco, el Athletic Club ha movido una pieza maestra, ha arrebatado al Croisés referente formativo en Baiona a la Real Sociedad. Sí, ese mismo club que durante una década sirvió de vivero al proyecto txuri-urdin, ahora se integra a la red creciente de alianzas de Lezama. Y lo hace con la naturalidad de quien cambia de tren sin mirar atrás, como si diez años de fidelidad fueran un amor de verano olvidado en la estación.

El Croisés, que entrenaba en las instalaciones del Aviron Bayonnais, se suma a una constelación de once clubes convenidos que el Athletic ha tejido con esmero en Iparralde desde 2023. Tras la expiración del contrato con la Real, no hubo siquiera prórroga sentimental, Lezama actuó con la celeridad de quien sabe que el talento no espera. Detrás del movimiento, la silueta de Sylvain de Weerdt asoma con fuerza, ex captador de la Real, ahora convertido en arquitecto silencioso del imperio rojiblanco en territorio galo.

Athletic
La Real Sociedad pierde con esta operación a uno de sus socios más valiosos en el sur de Francia

La Real Sociedad: huérfana en su flanco sur

La pérdida del Croisés no es una simple línea más en un comunicado institucional. Es una hemorragia simbólica en el brazo formativo de la Real Sociedad. Con más de 600 jugadores y una trayectoria fecunda en descubrimientos juveniles como el eléctrico Xalbat Larralde o el cerebral Jules Gosse, el club baionarra era más que un socio, era un pulmón. Y ahora, ese pulmón respira con aire de Bilbao.

Para colmo de paradojas, el Croisés se va justo un año después de que el Aviron Bayonnais, el otro gigante formativo del sur de Francia, hiciera el viaje inverso, dejó Lezama para volver a Zubieta. Un toma y daca con aroma a novela familiar, donde hermanos comparten sangre pero disputan la herencia con dientes apretados. Lo que está en juego no es solo talento, sino territorio emocional y proyección política. El Athletic ha sumado ya una decena de clubes más a este pacto transfronterizo. La Real, por ahora, toma nota y lamidos.

Lezama cruza ríos: montañas y rivalidades

Lo de Iparralde es solo una punta del iceberg. En Navarra y Gipuzkoa, la red de captación del Athletic se expande con una ambición que recuerda más a una operación de espionaje que a un plan deportivo. El fichaje de jóvenes como Beñat Aranburu e Iker Azkarraga desde las entrañas del Antiguoko históricamente vinculado a la Real es la señal de que el Athletic no solo pesca en río revuelto, cava pozos allí donde la Real creía tener agua exclusiva.

Esta guerra silenciosa por el talento juvenil no entiende de discursos de hermandad. Mientras los presidentes brindan en actos institucionales, los captadores buscan promesas como quien busca oro bajo la corteza del Pirineo. Y quizás, en este juego de alianzas rotas y pactos nuevos, lo más vasco de todo no sea el fútbol, sino esa obstinada manera de pelear por lo que uno cree suyo, aunque se trate de un niño de catorce años que apenas empieza a soñar con una camiseta.

Bayern de Múnich