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Tabu, el club de Mykonos donde Nico Williams es ya cliente VIP

Nico Williams vuelve a ser protagonista del verano rojiblanco en Mykonos. Esta vez, junto a Unai Núñez y Lekue, ha elegido el exclusivo club Tabu para celebrar

En Mykonos, isla blanca de viento y excesos, hay un club que no entiende de humildades ni pretemporadas. Se llama Tabu, y lo que allí ocurre cada noche es más digno de un videoclip que de una crónica deportiva. Nico Williams, con la soltura de quien ya no necesita preguntar por la carta, se ha convertido en figura habitual del lugar. A su lado, Unai Núñez e Iñigo Lekue completan la alineación veraniega, esta vez no sobre césped, sino bajo luces estroboscópicas, copas en alto y Dom Pérignon fluyendo como si se tratase de isotónica de élite.

Las imágenes no mienten, bengalas como goles, sonrisas de 90 minutos y ese aire de libertad que solo aparece cuando la temporada ha terminado y el sol griego acaricia las sienes. Porque si en San Mamés se exige compromiso, en Tabu se premia el abandono. Grecia, eterna, mitológica y, ahora, instagrameable, se consolida como el retiro estival de los rojiblancos. Un lugar donde el sudor es opcional y el único esfuerzo consiste en decidir si pedir otra botella o cambiar de DJ.

Nico Williams repite verano en Tabu
Nico Williams vuelve a ser protagonista del verano rojiblanco en Mykonos

Mykonos tiene un nuevo Olimpo y se llama Tabu

Desde que abrió sus puertas en 2022, Tabu ha sabido hacer de la noche un arte, luz, ritmo y deseo sincronizados con precisión suiza. Su expansión a Londres es la prueba de que su fórmula no es un capricho estacional, sino una religión en crecimiento. Por su pista ya han bailado desde raperos de la nueva ola como Lil Tjay hasta modelos y magnates que no distinguen entre martes y sábado. Todo envuelto en una estética cuidada que convierte cada selfie en pieza de museo o al menos en viral asegurado.

Aquí, el lujo no se grita, se insinúa. DJs internacionales, reservados que huelen a cuero y champán, y una privacidad vigilada como secreto de Estado. Tabu no es solo un club, es un escaparate emocional, lo que pasa dentro, se comparte fuera. Por eso jugadores como Nico Williams no solo lo visitan, lo habitan. Porque entre la presión de la grada y el juicio del VAR, este rincón de Chora ofrece algo más raro que un penalti bien cobrado, anonimato envuelto en lentejuelas.

El templo de los cuerpos libres y las reservas imposibles

Entrar sin reserva a Tabu es como intentar marcar desde el centro del campo, posible, pero no recomendable. Aquí, la espontaneidad se programa con semanas de antelación, y el reservado VIP es más codiciado que un billete a semifinales. ¿El dress code? Flexible como una gambeta, lo importante, dicen desde el club, es el “estilo personal”. En otras palabras, no importa si llevas Gucci o una camiseta vieja, siempre que sepas cómo moverla.

Tabu es muchas cosas, discoteca, símbolo, escenario de un nuevo hedonismo donde el fútbol se mezcla con el techno, y la fama se diluye entre luces violetas. Para Nico y compañía, este rincón griego es más que ocio, es una pausa con glamour, un paréntesis brillante en el calendario que los devuelve al juego con una sonrisa en la cara y quizás con algo menos de voz.

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