Lezama vuelve a hervir en mayo, pero no por el calor ni por la euforia. El Athletic Club prepara con mesura su duelo ante el Alavés, entre regresos parciales, ausencias sensibles y un parte médico que suena más a informe de guerra que a convocatoria optimista
Este viernes por la tarde, bajo un cielo más primaveral que festivo, Ernesto Valverde ha dirigido una nueva sesión de entrenamiento en las instalaciones rojiblancas con la vista puesta en el encuentro del domingo a las 18:30 contra el Deportivo Alavés. Un derbi que llega en la recta final del campeonato y que, pese a no tener sabor a gran final, sí tiene peso emocional: San Mamés quiere victorias. Y el equipo quiere terminar de pie.
La novedad positiva —aunque breve— ha sido Oihan Sancet, que se ha ejercitado con normalidad durante los 15 minutos abiertos a los medios. Una presencia que ilusiona, especialmente tras el descanso concedido a los jugadores que viajaron a Inglaterra esta semana. Sancet es, con su toque y su lectura del juego, uno de esos futbolistas que hacen mejor a todo el equipo cuando está a tono.
Williams por duplicado: ausencias que pesan el doble
Pero no todo son buenas noticias. Los hermanos Iñaki y Nico Williams siguen sin incorporarse al grupo. Y su ausencia no es solo física: es simbólica. Iñaki, lesionado en el tendón conjunto de la musculatura isquiosural derecha, no levanta cabeza desde el susto de Anoeta. Nico, con molestias persistentes por pubalgia, tampoco levanta vuelo.
Y sin ellos, el Athletic pierde algo más que velocidad y desborde: pierde identidad ofensiva, dinamismo y chispa. Son, literalmente, el alma vertical del equipo. Su estado es aún incierto, pero salvo sorpresa médica de última hora, su participación ante el Alavés está en seria duda.
Prados: baja injusta y silencio arbitral
El parte se completa con Prados, que sigue al margen por la herida inciso-contusa provocada por una entrada durísima de Lindelöf en el partido amistoso frente al Manchester United. Una acción tan fea como ignorada, que ni siquiera fue sancionada. La falta de tarjeta duele, pero lo que más duele es que el jugador no podrá estar en una jornada importante. Un castigo sin castigo para el culpable, y otro peaje más en una temporada de altibajos físicos.
Valverde, entre la paciencia y la urgencia
Ernesto Valverde, como siempre, mantiene el tono sobrio y la mirada larga. Pero incluso en su contención se percibe cierto cansancio. Le queda la Liga, le quedan partidos, pero le faltan piezas. Y no es lo mismo ajustar un equipo en rotación que componer una alineación sin sus dos flechas ni su pivote de contención.
Frente al Alavés, el Athletic volverá a apoyarse en su estructura, en el empuje de San Mamés y en los que estén. Porque aunque el objetivo europeo ya no esté al alcance, cada partido sirve para cerrar con dignidad una temporada que tuvo grandes momentos… y muchas pruebas.
