Los jugadores que impulsan la reacción colchonera en septiembre

De Julián Álvarez a Pablo Barrios, el crecimiento individual explica la mejoría ofensiva y el subidón anímico del equipo de Simeone

El Atlético de Madrid ha dejado atrás un arranque irregular para firmar un mes de septiembre que invita al optimismo. Lo que parecía un equipo falto de contundencia y claridad en las áreas se ha transformado en un conjunto ofensivo, intenso y con mayor pegada. El cambio no ha sido casual: Diego Pablo Simeone insistió en tres claves entrar concentrados, ganar en eficacia y crecer individualmente y sus jugadores han respondido. En apenas tres partidos, el equipo pasó de necesitar más de nueve remates por gol a marcar trece tantos en 51 disparos, un salto cualitativo que ha redefinido su dinámica.

Ese giro competitivo tiene nombres propios. El primero, el de Julián Álvarez, cuya irrupción en los dos derbis fue decisiva. Tres goles, incluido un tanto de enorme factura técnica, cambiaron la inercia de todo el vestuario. Su movilidad, agresividad en el área y confianza en el remate le han convertido en el gran referente de la reacción colchonera. A su lado, Marcos Llorente ha recuperado la chispa que le hizo diferencial, sumando zancada, llegada y desequilibrio en momentos clave. Y en la base del juego, Pablo Barrios ha confirmado su madurez, dando claridad con balón y sosteniendo la presión alta con una personalidad impropia de su edad.

El impulso de los veteranos y la aparición de nuevos protagonistas consolidan la competitividad

El despertar rojiblanco no se explica solo con el protagonismo de las jóvenes promesas. La regularidad de Koke, que aportó calma en los momentos más complicados, y la solidez de Le Normand, clave para dar consistencia a una defensa aún en ajustes, han servido de ancla en medio de la transformación. Jugadores como Hancko y Giuliano también han elevado su nivel, aportando versatilidad en posiciones clave, mientras que el noruego Sorloth ha ofrecido soluciones puntuales desde el banquillo con su capacidad de fijar centrales.

La lista de aportaciones se completa con futbolistas que han sabido aprovechar su rol secundario. Raspadori y Gallagher han respondido entrando desde el banquillo, ofreciendo frescura en partidos atascados. Y la recuperación de lesionados como Baena añade más alternativas para un equipo que, por fin, parece encontrar un equilibrio entre intensidad y creatividad. En ese escenario, Simeone se ha mantenido firme: calma, paciencia y trabajo como receta, aunque ahora con un vestuario que empieza a creer de nuevo en su potencial.