Brian Cipenga se ha convertido en la gran revelación del CD Castellón. Tras un inicio complicado, el extremo congoleño ha logrado consolidarse como titular, destacando por su regate, desequilibrio y capacidad para generar goles y asistencias
Hace apenas un año, Brian Cipenga parecía haber desaparecido del radar futbolístico, un talento perdido en el laberinto de las oportunidades negadas. Sin embargo, hoy el CD Castellón deposita en él gran parte de sus esperanzas para desarmar defensas rivales, especialmente en choques de alto voltaje como el inminente frente al Leganés. Su irrupción no solo simboliza una resurrección deportiva, sino también un recordatorio incómodo, en el fútbol, la línea que separa el olvido del estrellato es tan fina como la de un disparo que roza el poste.
El extremo congoleño, convertido en una de las sensaciones albinegras, encarna la paradoja de un jugador que pasó de ser invisible a imprescindible. Lo que comenzó como una apuesta discreta se ha transformado en un motor de ilusión para un Castellón que ve en él no solo a un atacante, sino a un símbolo de confianza recuperada y ambición renovada.
De la sombra a la luz
Su inicio en Castalia estuvo marcado por la incomodidad y la paciencia forzada. Bajo la dirección de Dick Schreuder, Cipenga vio reducidas sus oportunidades hasta casi desvanecerse. Llegado desde el fútbol portugués en 2024, aterrizó con la misión de marcar diferencias, aunque la falta de confianza inicial postergó la aparición de su verdadero potencial. Era como un músico talentoso tocando en un auditorio vacío: tenía todo para brillar, salvo público que lo escuchara.
El cambio llegó con Johan Plat, quien entendió que el congoleño podía ser la llave para abrir partidos cerrados y desconcertar defensas. Esa visión le devolvió la confianza perdida y lo catapultó hacia la titularidad. Bajo el mando actual de Pablo Hernández, Cipenga ya no es un recurso ocasional, sino un engranaje esencial que aporta goles, asistencias y jugadas decisivas. En otras palabras, de pieza secundaria pasó a convertirse en protagonista indiscutible del libreto albinegro.
Cifras, proyección e impacto
En su primera temporada con el Castellón, Cipenga disputó 17 encuentros, firmando tres goles y una asistencia. Lo llamativo es que, en el arranque de la presente campaña, ya igualó esa cifra de asistencias y se encuentra a un solo gol de igualar sus números totales del curso anterior. Sus mejores registros previos fueron con el Paços de Ferreira en la 2023-2024, cuando alcanzó cuatro goles y tres asistencias. Con 36 partidos todavía en el horizonte, todo apunta a que superará sus propias marcas.
Su evolución cobra más relevancia si se considera la reciente inversión en delanteros como Jakobsen y De Nipoti, todavía en fase de adaptación. Paradójicamente, los máximos goleadores del Castellón no son esas incorporaciones de renombre, sino Cipenga y Cala, ambos con dos tantos en lo que va de temporada. Esa estadística desnuda una verdad incómoda, la jerarquía en el campo no siempre responde al precio en el mercado. Y en el caso del congoleño, cada gol es un recordatorio de que, a veces, la esperanza de un club puede sostenerse sobre los hombros menos esperados.