Dos manos imposibles de Thibaut Courtois y una intervención brutal ante Dominik Szoboszlai mantienen vivo al Real Madrid frente al Liverpool FC
Hay noches de Champions en las que el portero no solo ayuda: salva. Y hoy, Thibaut Courtois está sosteniendo al Real Madrid en Anfield con una actuación de esas que huelen a portada, a meme viral y a debate eterno. Tres paradas enormes, dos a bocajarro y una a un misil de Dominik Szoboszlai, han blindado un 0-0 que, por fases, parecía imposible de sostener.
La primera mitad fue un intercambio de golpes sin anestesia. El Liverpool salió con la presión alta, con transiciones rápidas y con un ritmo que solo entiende ese estadio: vertical, eléctrico y feroz. Cuando el Madrid sufría, apareció Courtois con sus manos eternas. Una reacción felina en el área pequeña y, minutos después, un vuelo para desactivar un disparo desde fuera que llevaba nombre y dirección.
Mientras los ingleses reclamaban un penalti por mano de Aurélien Tchouaméni, que el colegiado revisó en el VAR sin señalar nada, Szoboszlai seguía probando desde media distancia y Courtois seguía diciendo que no. Otra vez. Y otra.

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El Liverpool tuvo más, pero el Madrid también tuvo la suya: Bellingham obligó a volar a Mamardashvili
El guion no fue solo rojo. En los últimos instantes del primer tiempo, el Madrid tuvo la ocasión más clara del partido: Jude Bellingham, dentro del área, ajustó con la zurda al palo largo. Parecía gol cantado… hasta que Giorgi Mamardashvili sacó una pierna milagrosa para evitarlo. Para los porteros, la noche parecía escrita en neón.
Así se marcharon a vestuarios: 0-0, ritmo alto, ocasiones claras y dos gigantes bajo palos convirtiendo el partido en un duelo de reflejos.
El Liverpool amenazó con hasta tres remates seguidos en una misma jugada: tres, uno tras otro, en una exhibición de Courtois como pocas veces se han visto en Champions. Cada intervención valía un gol. Cada intervención sostenía un marcador que podría estar 2-0.
Si el segundo tiempo repite el mismo guion, será una batalla de paciencia, músculo y nervio. Y con Courtois así, el Madrid sigue con vida en uno de los estadios donde más caro se paga respirar.




