El Rayo Vallecano busca luz europea en Vallecas: Íñigo Pérez exige victoria obligatoria ante un duro Lech Poznan

El técnico rayista pide ambición, respeto y “victoria como destino” en una noche que puede marcar la fase de grupos

A veces, Europa no da segundas oportunidades. Por eso el Rayo Vallecano afronta este jueves una noche en la que el margen de error se ha evaporado. El rival no es cualquiera: el Lech Poznan, un equipo disciplinado, competitivo y acostumbrado a crecer cuando el partido más duele. Y en ese contexto, Íñigo Pérez ha lanzado un mensaje claro en la previa: “Debemos tener la victoria como destino”. Tres frases, una idea principal: no vale otra cosa que ganar.

La Conference League está abierta, dura y muy traicionera para los equipos que bajan la guardia. El Rayo llega a este choque con una derrota a cuestas, un golpe que dejó ruido alrededor del grupo. Pero el entrenador ha sido directo: los malos días no se curan con rencor, se curan compitiendo y volviendo a ganar. Vallecas, ilumínate, porque este puede ser uno de esos partidos en los que el fútbol pide carácter.

El técnico no mira la clasificación con calculadora. No habla de medias, de porcentajes ni de cábalas. “No sé cuántos puntos harán falta, pero si ganamos nos posiciona bien”. A veces, la matemática del fútbol es simple: 3 puntos y un paso adelante. Nada más.

Un rival incómodo, organizado y con balón: la receta del Lech Poznan

Lejos del ruido mediático, el Lech Poznan es uno de esos equipos que no necesita marketing para complicarte la vida. No viene a protegerse, viene a jugar. Íñigo Pérez lo dejó claro: “Es un equipo muy bien organizado, que a través del balón querrá ganar el partido”. Y cuando un técnico subraya el respeto por el rival, es porque lo ha estudiado con lupa.

El Rayo lo sabe: nunca gana fácil. Es parte de su identidad, de su forma de sufrir, de esa personalidad que convierte cada partido en un ejercicio de valentía. El equipo polaco llega con oficio, intensidad y una idea clara, y ahí está el desafío: que Vallecas pese. Que sume. Que apriete. Que vuelva a ser esa caldera donde los rivales pierden certezas.

Las ausencias también condicionan. Unai López no viaja por molestias. Mumin y Luiz Henrique siguen con sus procesos de recuperación. El cuerpo técnico asume la realidad con naturalidad, sin dramatismo. “Mi manera de gestionar la plantilla es utilizar todos los recursos”, explicó Íñigo. No hay excusas: el que salga, debe hacerlo con la temperatura competitiva al máximo.

Un Rayo que quiere reaccionar desde la identidad: presión alta, valentía y fútbol directo

Pérez no es hombre de discursos floridos, pero sí de mensajes rectos. No quiere que su equipo juegue mirando hacia atrás, sino pisando el acelerador. El once será el que esté “más preparado para conseguir la victoria”, sin cálculos de descanso ni rotaciones obligatorias. Si hay que quemar energía, se quema. Si hay que sufrir, se sufre. Pero la idea es una: salir a mandar.

En la pirámide invertida del fútbol, este partido empieza por una urgencia y termina en un sueño. Urgencia por ganar para no complicar la fase de grupos. Sueño de hacer algo grande en Europa, ese territorio donde el Rayo siempre ha querido demostrar que no es un invitado pequeño, sino un equipo valiente que viaja ligero de presupuesto pero cargado de orgullo.

Vallecas volverá a encender las luces. Los aficionados ya conocen esa sensación: partidos que empiezan con nervio y acaban con abrazo, sudor y grito.

Este jueves, ante el Lech Poznan, hay tres puntos que valen mucho más que tres puntos. Son oxígeno, son impulso, son golpe en la mesa.