Jon Bautista es el fichaje

Jon Bautista regresó con fuerza al Eibar: abrió su cuenta goleadora en la primera titularidad de la temporada, liderando al equipo hacia la victoria y demostrando que sigue siendo un jugador clave

En el fútbol hay regresos que parecen escritos por un guionista con gusto por el dramatismo. El de Jon Bautista en Ipurua fue exactamente eso, un regreso que mezcló alivio, ambición y un poco de revancha personal. Tras semanas de ausencia por problemas en el tendón rotuliano, el delantero volvió al césped como titular y no tardó en justificar la confianza. Marcó, lideró y recordó al público por qué sigue siendo uno de los pilares ofensivos de este Eibar que se niega a bajar los brazos.

No fue solo un gol, fue una declaración de intenciones. Bautista se movió con la naturalidad de quien lleva tiempo esperando ese instante. Su presencia contagió a un equipo que encontró en él el faro en medio de un partido trabado ante el Sanse. A veces, un futbolista no solo anota, sino que cambia el aire de un vestuario; y Bautista, en Ipurua, sopló como un viento fresco en un mediodía de bochorno.

El gol que cambió el rumbo

La jugada decisiva resumió el talento y la paciencia que lo caracterizan. Recibió el balón en el área, levantó la cabeza, se deshizo de rivales con calma quirúrgica y definió con un zurdazo implacable. El portero Fraga quedó reducido a la estatua involuntaria de la escena, mero espectador del regreso de un goleador. Fue un gol que no solo valió tres puntos, valió semanas de espera, horas de incertidumbre y silencios cargados de dudas.

La celebración tuvo algo de catarsis. Alegría, sí, pero también rabia acumulada, como quien rompe de golpe el muro que lo había mantenido apartado del juego. En un fútbol que vive de estadísticas y promedios, Bautista recordó que cada tanto puede ser también un relato íntimo, una cicatriz cerrada, un pedazo de biografía escrito con botas y sudor.

La importancia de Bautista para el Eibar

Para Gaizka Garitano y ahora para San José recuperar la mejor versión de Bautista ha sido algo más que una tarea táctica, ha sido casi una obsesión. Los números no mienten, aunque rara vez cuentan toda la verdad. Bajo la dirección del técnico, el delantero anotó 8 goles en 15 jornadas, una cifra que contrasta cruelmente con los 3 en 22 partidos previos. Antítesis perfecta, de delantero discreto a referencia indispensable.

Ipurua ya conoce este guion. En 5 de los últimos 8 partidos en los que Bautista fue titular en casa, el marcador terminó celebrando un gol suyo. Esa regularidad, en un fútbol tan volátil, es casi un lujo. Y de cara al futuro, su sociedad con jugadores como Corpas, Magunazelaia y Guruzeta se perfila como el cimiento de un proyecto que busca consolidarse en la categoría. Eso sí, todo dependerá de que su rodilla siga obedeciendo, porque en el deporte como en la vida el destino a veces se resume en la fragilidad de un tendón.