La Europa League arranca con un aire renovado y un nivel de exigencia máxima. El Betis sueña con el título, pero en su camino aparecen tres gigantes que parten como favoritos: Aston Villa, Roma y Oporto
La Europa League, esa hermana pequeña de la Champions que con los años ha dejado de ser “pequeña” para transformarse en una bestia exigente, arranca con un formato que imita al de su hermana mayor, una fase de Liga con 36 equipos antes de que empiece el drama de las eliminatorias directas. Entre los aspirantes se pasean hasta siete campeones continentales, un detalle que convierte al torneo en un auténtico campo minado para cualquiera que ose soñar. Y en esa lista de soñadores aparece el Real Betis, dispuesto a poner el corazón donde otros exhiben músculo.
El club verdiblanco, con Manuel Pellegrini como director de orquesta, no quiere ser solo un invitado elegante en el baile europeo. Pretende irrumpir en la fiesta, desafiar jerarquías y comprobar si el fútbol andaluz puede inscribir su nombre en un libro donde abundan páginas con acentos ingleses, italianos y portugueses. Pero antes de pensar en gloria, debe mirar de frente a tres gigantes que representan obstáculos tan imponentes como inevitables.
Aston Villa, Roma y Oporto: tres montañas en el horizonte
El primero es el Aston Villa, que vive una paradoja digna de novela victoriana, naufraga en la Premier con cinco jornadas sin victoria y la sombra de la destitución administrativa tras la marcha de Monchi, pero aun así es considerado el gran favorito del torneo. El club inglés, con su tradición europea y su capacidad económica, juega con la ventaja de pertenecer a la liga más mediática y competitiva del planeta. Una contradicción deliciosa, mientras su presente doméstico se desmorona, en Europa es visto casi como un emperador en pausa.
La Roma, por su parte, encarna la experiencia y la cicatriz reciente de haber disputado una final continental. Los italianos, con su carácter combativo y un plantel habituado a los duelos de alto voltaje, son ese rival incómodo que no necesita presentaciones. Para el Betis, enfrentarse a la Roma sería como mirarse en un espejo deformado, un equipo también con historia, con hambre y con la urgencia eterna de demostrar que puede estar a la altura de su hinchada.
Oporto y el desafío de escribir la propia historia
El Oporto aparece como otro obstáculo mayúsculo, armado con el doble filo de su ADN, juventud que corre y veteranía que ordena. No en vano, estamos hablando de un club que ha levantado dos Copas de Europa y que, como un lobo en la espesura, siempre sabe esperar el momento para dar la dentellada. Su estilo competitivo ha derribado a rivales más ricos y más poderosos; al Betis le tocaría preparar una trinchera para resistir y, si se atreve, contraatacar.
Frente a estos colosos, el sueño verdiblanco parece ingenuo y, sin embargo, ahí reside su fuerza. Mientras Aston Villa, Roma y Oporto cargan con la obligación de ganar, el Betis se mueve con la libertad del que persigue lo improbable. Quizás esa sea su mayor ventaja, no tener que obedecer a la lógica del poder, sino a la ilusión de una grada que todavía cree en milagros futbolísticos. Y si Europa se alimenta de relatos épicos, ¿por qué no escribir uno en verde y blanco?