Entre cláusulas, presión y amistades: la batalla por el fichaje del verano
Lo que parecía una historia enterrada bajo millones imposibles y relaciones rotas, vuelve a respirar. El FC Barcelona ha reactivado su operación por Nico Williams. Y lo hace con sigilo, pero también con una herramienta clásica de los grandes culebrones del mercado: presión emocional, vía vestuario.
La idea es tan sencilla como audaz: si el Athletic no quiere hablar, que hable Nico. O mejor, que ablande a Jon Uriarte, presidente de los leones, con el lenguaje universal del deseo de marcharse. Y que, de paso, acepte que el Barça no puede pagar los 62 millones de cláusula (incluido el IPC) de golpe, pero sí a plazos, como quien compra una joya con tarjeta de crédito.
El Athletic no negocia nada
El giro se produjo tras una reunión en Barcelona entre Deco y el agente del jugador. Hasta entonces, Luis Díaz era el plan A. Ahora, es una moneda al aire. Porque el Liverpool no quiere ni hablar, mientras en San Mamés aún escuecen viejas heridas con los azulgranas.
Pero aquí entra el fútbol y sus afectos: Lamine Yamal y Alejandro Balde, amigos y compañeros de Nico en la selección, están ejerciendo como reclutadores no oficiales. Saben lo que puede ser un tridente con Nico en izquierda y Yamal en derecha. Y el Barça, que anda justo de efectivo pero sobrado de sueños, quiere apostar por ese futuro inmediato.
¿Logrará el club convencer al jugador de tensar la cuerda? ¿Cederá el Athletic a pesar de su política férrea? No hay certezas. Solo un hecho: el Barça vuelve a mirar a Bilbao con deseo, y esta vez lo hace en serio.
