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El Barcelona no tiene dinero para fichar a Nico Williams

El FC Barcelona ha conquistado el “sí” de Nico Williams, pero no tiene con qué sellar la boda: 62 millones de euros que no figuran ni en sus mejores simulaciones financieras

En un escenario digno de una tragicomedia financiera, el FC Barcelona ha logrado seducir a Nico Williams con un contrato de seis años y siete millones de euros anuales. Todo suena estupendamente salvo por un detalle menor, los 62 millones de euros de su cláusula, que el club blaugrana no puede pagar ni en sueños lúcidos. Así, el acuerdo con el jugador es como una promesa de luna de miel sin haber pagado aún el banquete. La directiva azulgrana, con más creatividad que liquidez, plantea una alternativa, fraccionar el pago, cual si la cláusula fuera una hipoteca.

El problema no es solo económico, sino también diplomático. Las relaciones entre el Barça y el Athletic atraviesan una glaciación institucional que ni el deshielo global parece capaz de revertir. El último episodio en San Mamés con un saludo evitado entre presidentes recuerda más a una novela de espionaje que a un partido de fútbol. En este clima de recelos, pretender que el Athletic acepte una fórmula creativa de pago es como intentar regatear en una tienda que solo acepta billetes nuevos y contados.

Nico Williams Barcelona
El FC Barcelona ha conseguido convencer a Nico Williams con una propuesta de contrato por seis temporadas

El espejismo del “modelo Zubimendi” frente al muro vasco

Inspirado en el acuerdo entre el Arsenal y la Real Sociedad por Zubimendi, el Barça sueña con replicar la jugada, pagar más, pero en cómodos plazos. No obstante, aplicar esa estrategia con el Athletic es como querer convencer a un roble centenario de que sea un bonsái. El club bilbaíno, fiel a su intransigente política de no negociar traspasos, exige el pago íntegro de las cláusulas. Así lo hizo con Kepa, así lo hizo con Laporte, y no parece tener intención de estrenar flexibilidad con Nico Williams.

A esto se suma la ya crónica fragilidad económica del Barça. Aunque recientemente desembolsó 25 millones por Joan García, hacerlo de nuevo por un jugador cuya cláusula más que duplica esa cifra parece un acto de ilusionismo financiero. Y el Athletic, a diferencia de otros clubes necesitados de ventas, ni coquetea con la idea. La voluntad del jugador es lo único que sostiene la esperanza culé, pero en este tablero, las intenciones pesan menos que los ceros en una cuenta bancaria.

Bilbao: bastión de firmeza en un mercado de concesiones

La inflexibilidad del Athletic no es un gesto de arrogancia, sino una política sostenida por su solidez económica y su proyecto deportivo. Nico Williams no solo es una promesa convertida en realidad, sino un símbolo de lo que el club quiere representar, identidad, arraigo y resistencia a los cantos de sirena del mercado. Por eso, la oferta de renovación que iguala la del Barça no es un parche, sino una declaración de principios con respaldo en la caja fuerte.

Mientras tanto, en Barcelona se respira una mezcla de frustración y resignación. El deseo del jugador de vestir la camiseta blaugrana se topa con una pared vasca que ni la nostalgia ni las promesas pueden derribar. Las viejas tensiones entre los clubes resurgen como sombras persistentes. Porque, en el fondo, este caso no trata solo de un fichaje frustrado, sino del choque entre dos formas de entender el fútbol, una que gasta lo que no tiene y otra que protege lo que sí posee.

EGD Barcelona

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