Barcelona se encomienda al ‘9’ de hierro para el clásico decisivo
En Barcelona hay goles que se esperan como milagros. Y luego está Robert Lewandowski: un delantero que, a sus 36 años, sigue marcando con la regularidad de un metrónomo… incluso cuando el cuerpo empieza a pedir tregua. El polaco ha vuelto. Y no para hacer bulto en el banquillo, sino para liderar —una vez más— la ofensiva blaugrana en el partido que lo puede definir todo.
‘El Clásico’. Esa palabra que paraliza ciudades y relanza narrativas. Este domingo en Montjuïc, Barcelona y Real Madrid se enfrentan con la tabla en llamas y los nervios desatados. Y justo cuando la duda planeaba sobre el estado físico de Lewandowski, el ‘9’ se entrena como si nunca se hubiera ido. Recuperado, afilado y listo para volver al once. Porque cuando el título baila en el alambre, no hay lugar para medias tintas ni rotaciones experimentales.
Lewandowski: el incombustible
49 partidos, 40 goles y tres asistencias. No es un mal registro para un futbolista que, según los códigos del fútbol moderno, ya debería estar disfrutando de sus últimos bailes en ligas más exóticas. Pero Lewandowski sigue en el centro del huracán competitivo, demostrando que la edad solo pesa cuando faltan ganas. Y eso, al polaco, le sobra.
Con contrato hasta 2026 y un valor de mercado aún respetable (15 millones de euros, según Transfermarkt), el delantero sigue siendo el salvavidas silencioso del Barça. Ese jugador que, incluso sin estar al 100%, da más miedo que muchos en plenitud.
Flick mira a Lewandowski… y reza en alemán
Hansi Flick ha tenido que navegar entre lesiones, críticas y una plantilla que aún parece en construcción perpetua. Pero en medio del caos, hay certezas. Una de ellas es que si hay que jugarse el título a un partido, es mejor hacerlo con Lewandowski en el campo. A su lado también podría regresar Alejandro Balde, aunque el joven lateral aún no ha sumado minutos tras su lesión y, en ese sentido, es más incógnita que solución.
El último triunfo liguero ante el Valladolid (1-2) sirvió más para sumar puntos que para sumar confianza. El juego fue pobre, la actuación gris, pero el Barça salió líder de Zorrilla. Y en esta Liga cada punto es un clavo más en la cruz del eterno rival. Cuatro puntos separan ahora a Barça y Madrid. El clásico de Montjuïc no es un simple partido: es una final sin medalla, pero con consecuencias.
Lewandowski o nada
Hay algo dramático y bellísimo en esta dependencia. Un club que siempre ha presumido de cantera, de sistema, de estilo… ahora se aferra a un delantero centro de 36 años como si fuera un talismán. Y, paradójicamente, lo es. Porque cuando Lewandowski está en forma, el Barcelona juega con una convicción que no se compra en el mercado de invierno.
Este domingo, el Camp Nou provisional se llenará de expectativas, nervios y una certeza: el número 9 tiene que estar. No por nostalgia, sino por necesidad.
El Barça ha activado la opción Lewandowski. Y no es un plan B. Es el único plan.
