Gazzaniga titularidad en cuestión

El Girona FC entra en una crisis deportiva que señala a Paulo Gazzaniga, mientras Dominik Livakovic y Vladyslav Krapyvtsov presionan por la titularidad

Hay días en los que el fútbol huele a preocupación. No por un resultado suelto, ni por un tropiezo aislado, sino por esa sensación que te acompaña semana tras semana: que algo se está rompiendo. Y eso es exactamente lo que se respira hoy en Montilivi, donde el Girona FC afronta uno de los tramos más delicados desde su regreso a Primera.

El equipo de Míchel Sánchez solo ha logrado una victoria en los últimos doce partidos. Doce. Cada jornada se parece demasiado a la anterior: buen arranque, errores defensivos, goles encajados y un final con la grada suspirando. La clasificación se endurece, la zona baja se acerca, y el partido del sábado ante el Deportivo Alavés, a las 14:00 en Montilivi, no es uno más: es una final de noviembre.

Cuando un equipo se hunde, la lupa siempre encuentra un nombre. Esta vez ha sido la portería.

Gazzaniga pasa de ser un seguro a generar dudas por su rendimiento y abre un debate que parecía imposible hace un mes

Durante mucho tiempo, Paulo Gazzaniga fue un bálsamo. Sereno, valiente, decisivo. De hecho, fue clave para consolidar al Girona en la élite. Pero esta temporada está siendo todo lo contrario: solo ha dejado la portería a cero una vez ante el RCD Espanyol y ha recibido 18 goles, el tercer registro más alto de la competición. En cualquier portería de Primera eso pesa; en un equipo en crisis, todavía más.

Los números se han convertido en argumento: demasiados goles desde dentro del área, demasiadas llegadas claras, demasiada angustia. Y aunque el cuerpo técnico mantiene la confianza, la presión se ha desbordado. En el vestuario se nota, en la grada también. Hay una sensación de que, quizá, el cambio ya no es un tabú.

Las últimas jornadas han dejado imágenes duras: goles evitables, rechaces mal defendidos y una fragilidad que se contagia al resto del equipo. A veces, la portería se convierte en símbolo.

La sombra de Dominik Livakovic crece, mientras Vladyslav Krapyvtsov demuestra que Gazzaniga ya no tiene un puesto intocable

La primera alternativa es Vladyslav Krapyvtsov. No es el portero llamado a liderar el proyecto, pero ya ha aparecido: 257 minutos, ocho goles encajados, sensaciones irregulares pero suficientes para encender el debate. Cuando el suplente juega, aunque sea poco, es porque la jerarquía se mueve.

Pero el verdadero foco es Dominik Livakovic. El croata llegó el último día de mercado para pelear por la titularidad. Lo avalan sus años en Dinamo Zagreb, su rendimiento internacional y su peso competitivo. Pero aún no ha debutado. Una molestia en la espalda lo dejó sin Copa del Rey ante el Constància, y eso retrasó lo inevitable: que un día tenga su oportunidad.

En Montilivi muchos creen que llegó para ser titular tarde o temprano. La pregunta ya no es si jugará, sino cuándo.

El problema no solo es la portería: la defensa del Girona se rompe y expone a cualquiera que esté bajo palos

Centrar el debate en Gazzaniga sería fácil, pero incompleto. El Girona es el equipo que más goles recibe desde dentro del área: 22. Eso significa que los rivales rematan demasiado cerca. La estructura defensiva ha perdido coordinación, intensidad y timing. De poco sirve un portero inspirado si el área parece un salón abierto.

Aun así, Gazzaniga sostiene un argumento propio: es el sexto portero con más paradas de la Liga, con 35. Otro dato que tiene doble lectura. Para salvar tanto, antes hay que sufrir mucho.

El vestuario lo sabe. Míchel también. Su discurso sigue siendo de unidad “todos defendemos, todos atacamos”, pero la realidad es que el engranaje ya no funciona. Y cuando algo se atasca tanto tiempo, alguien paga el precio.

El sábado puede ser el día en que todo cambie. El equipo necesita ganar, renovar su confianza y frenar la caída. Si Gazzaniga responde, la discusión se enfría. Si no lo hace, la puerta de Livakovic quedará abierta.

Una vez que la duda se instala en la portería, recuperar la calma no es sencillo. Y hoy, la portería del Girona es la fotografía exacta del momento que vive el club: frágil, cuestionada y en manos de un hilo.