El Granada CF se adentra en un verano de decisiones decisivas, donde cada movimiento desde la portería hasta el ataque puede inclinar la balanza entre la esperanza del ascenso y el abismo de la mediocridad
El Granada CF navega aguas revueltas. No las de la nostalgia, sino las del mercado veraniego, ese carnaval silencioso donde se escriben futuros sin garantías. Entre las posiciones más delicadas, la portería vive su propia telenovela, Diego Mariño, veterano de reflejos aún dignos, tiene una oferta de renovación que más parece una moneda al aire. Mientras tanto, el Zaragoza lo tienta desde la sombra, como esos viejos amores que prometen estabilidad justo cuando uno está a punto de comprometerse.
En la otra esquina del cuadrilátero está Luca Zidane, cuya herencia apellidada pesa más que su irregularidad en el arco. El técnico Pacheta, amante de las salidas limpias desde atrás, parece inclinarse por el francés, pese a que sus actuaciones se asemejan a un péndulo, tan pronto salva un punto como lo pierde con una salida en falso. Segunda División es territorio de trampas pequeñas y detalles minúsculos. Elegir mal al portero no es solo un error técnico; es un síntoma de algo más profundo, la fragilidad del proyecto.

Izeta, esperanza en botas: juventud y pólvora para el ataque nazarí
Mientras en la portería se cocina una disputa fría y estratégica, en el frente ofensivo emerge un nombre que enciende chispas de ilusión, Izeta. El delantero, moldeado en Lezama y fogueado en Mirandés, ha hecho lo que más escasea en el fútbol moderno, goles. Doce, para ser exactos, aunque su mérito no se mide solo en cifras. Su juego recuerda a ese tipo de ariete que no espera el balón, lo provoca. Tiene la energía de un debutante y la malicia de un veterano que ya ha olido vestuarios tristes.
Con 25 años, Izeta llega como esos vinos jóvenes que sorprenden al paladar, intensidad sin excesos, estructura con frescura. Su coste moderado y su encaje táctico lo convierten en una pieza ideal para reconstruir una delantera desierta tras las últimas salidas. Pero no hay lugar para el romanticismo, el Granada sabe que moverse rápido es vital, sin caer en la ansiedad. El mercado es como una subasta secreta, gana quien parece tener calma mientras calcula con frialdad.
Paco López y el Leganés: el enemigo íntimo que regresa
Paco López vuelve al ruedo con un nuevo traje, el del Leganés, otro gigante caído que quiere volver a caminar erguido. Su fichaje por el club madrileño no es un simple movimiento de pizarra, es una declaración de intenciones. Con un presupuesto envidiable y el colmillo retorcido del descenso reciente, Leganés se presenta como uno de los rivales más peligrosos del Granada. Y la ironía está servida, el técnico que dividió opiniones en Los Cármenes podría ser ahora su verdugo en la lucha por el ascenso.
En Granada, su recuerdo oscila entre la admiración y el escepticismo, como esos profesores duros que uno empieza a valorar una vez termina el curso. Nadie duda de su capacidad para armar equipos sólidos y competitivos. Pero en esta categoría de barro y épica, los reencuentros nunca son neutrales. El tablero ya está en movimiento, y el regreso de Paco no es una nota de color, es un aviso. La batalla por volver a Primera ha comenzado, y los viejos conocidos siempre muerden más fuerte.