La UD Las Palmas ha encontrado en Ale García a un delantero clave que combina talento, compromiso y respaldo institucional. Renovado hasta 2029 por el presidente Miguel Ángel Ramírez, el joven extremo ya marca la diferencia en el campo
La UD Las Palmas, acostumbrada a perder sus perlas al primer destello de luz, decidió esta vez cerrar las ventanas antes de que la brisa del mercado se llevara a Ale García. Miguel Ángel Ramírez no esperó a que el jugador pidiera un salvavidas contractual, lo lanzó él mismo, con un acuerdo hasta 2029. Una jugada que recuerda a esos ajedrecistas que mueven la torre sin que nadie entienda por qué, hasta que tres turnos después descubres que la victoria ya estaba escrita.
El extremo grancanario no solo celebró un gol con el gesto de Cristiano Ronaldo, reclamando calma y protagonismo, sino que convirtió ese grito en una metáfora viva. “Aquí estoy yo, no me busquen más”. Irónico, si se piensa que hace apenas un año parecía destinado a vagar por cesiones provinciales, como un actor secundario en busca de tablas. Hoy, en cambio, se mueve en el escenario principal con la serenidad de quien ha sido elegido para el papel estelar.
Respaldo y rendimiento: dos caras de la misma moneda
Ramírez no se limitó a firmar papeles, sino que puso su prestigio en la balanza. Lo dijo sin rodeos en la radio: Ale García no es promesa, es presente. Y en ese elogio se esconde una antítesis deliciosa, el jugador que salió a buscar minutos prestados se ha convertido en el futbolista al que se le conceden minutos de oro en casa. De repente, la UD ya no lo piensa como un activo de futuro, sino como un motor que hace girar la rueda del presente.
Y los números no discuten. Tres goles, una asistencia y una implicación directa en más de la mitad de los tantos del equipo. Pero lo más revelador no se mide en estadísticas, García corre hacia atrás cuando todos prefieren mirar la portería rival, cubre al compañero señalado por la tarjeta amarilla, se sacrifica en tareas invisibles. En un fútbol donde sobran egos, su actitud recuerda más a un obrero con casco que a una estrella rodeada de focos.

Versatilidad y proyección: un diamante en ebullición
En el césped, Ale García se mueve como esos músicos que cambian de instrumento sin perder el ritmo. Con Viera toca la melodía de la pausa; con Fuster improvisa la sinfonía vertical. Su polivalencia le permite adaptarse a contextos distintos, pero siempre dejando su sello, la capacidad de leer los espacios como si fueran partituras que solo él entiende. Los tres goles que ha firmado hasta ahora son tres géneros distintos, un catálogo de recursos que deja claro que no hablamos de un solista ocasional, sino de un intérprete completo.
El futuro se escribe con su nombre, aunque la tentación del presente lo reclame cada fin de semana. Dejó la isla para madurar y volvió convertido en un espejo para los más jóvenes. Si la UD Las Palmas necesitaba un estandarte que combinara talento y disciplina, ya lo encontró. Un diamante, sí, pero no de museo, uno que sigue puliéndose en cada partido, bajo la mirada satisfecha de un presidente que, por una vez, se adelantó al reloj.




