Sergio Barcia se ha consolidado como el referente defensivo de la UD Las Palmas, ganándose la confianza absoluta de Luis García y destacando por su constancia y liderazgo en el campo desde su llegada al club
La historia de Sergio Barcia en la UD Las Palmas se escribe con tinta de confianza. Desde su aterrizaje en la isla, cedido en el último mercado, el central gallego conquistó en pocos días lo que otros no logran en meses, la certeza de su entrenador, Luis García Fernández. Su fiabilidad no necesita adornos, se mide en hechos, es el único jugador de campo que ha disputado todos los minutos de la temporada, un privilegio reservado a los indispensables.
Ese vínculo con el técnico no se limita a lo táctico; se sostiene en la fe mutua. En un vestuario donde las palabras suelen sobrar, Barcia habla con la regularidad de su juego. Constancia que se ha transformado en liderazgo, dentro y fuera del campo, hasta erigirlo en un referente natural de la zaga amarilla.
Del silencio íntimo al rugido en la batalla
La paradoja define a Barcia, fuera del césped, un hombre reservado y casi invisible; dentro, un competidor feroz. Álex Suárez lo retrató con precisión en Marbella, “algo tímido y tranquilo en el día a día, pero en la competición se convierte en un animal hambriento”. Su carácter es ese péndulo entre discreción y fiereza, como si llevara dos rostros que se relevan al sonar el pitido inicial.
Otro compañero, protegido en el anonimato, lo describió como un “líder silencioso”, capaz de hablar bajito en el vestuario y gritar con autoridad sobre el césped. Esa metamorfosis, de sombra a voz de mando, es la esencia que le ha ganado el respeto de sus colegas y el temor de los rivales.
Consolidación en el once y presente dorado
Luis García no concede favoritismos, en su libreto, la meritocracia es ley. Y Barcia, a sus 24 años y con la escuela del Celta de Vigo marcada en su formación, ha demostrado con creces merecer la titularidad inamovible. Su deseo es claro, permanecer en Las Palmas más allá de esta temporada. Aunque cedido por el Legia de Varsovia, el club insular guarda en su bolsillo una opción de compra que, según fuentes próximas, se activaría sin titubeos si el equipo regresa a Primera. Antes, el central ya había dejado huella en el Mirandés, disputando 40 encuentros en la campaña 2023-24.
La zaga amarilla encuentra en él un muro fiable. Con siete jornadas consumidas y 630 minutos acumulados sin descanso, Barcia no solo ha relegado a canteranos como Álex Suárez o Juanma Herzog, también ha demostrado un estado físico impecable, reforzado por su pretemporada adelantada en Polonia. Ante el Cádiz, salvo sorpresa, volverá a erguirse como columna vertebral de una defensa que ya tiene dueño.