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Munir y los jugadores liberados del Leganés por cláusulas de salvaguarda

Libertad por la vía rápida: la letra pequeña que pesa más que el escudo

En la danza cruda del fútbol profesional, hay cláusulas que suenan a sentencia y otras que se celebran como un billete de fuga. El descenso del CD Leganés ha activado una de esas disposiciones que, si bien legales, dejan un regusto amargo: Marko Dmitrovic, Matija Nastasic, Óscar Rodríguez y Munir El-Haddadi han ejecutado su cláusula de liberación automática. A partir de hoy, son agentes libres. Cuatro nombres, cuatro maletas cerradas sin pasar por caja.

Munir, según se rumorea en pasillos y terminales móviles, ya tiene destino: Levante o Elche, equipos que tantean su talento sin necesidad de pagar un euro. Todo esto es perfectamente legal, claro. Pero también perfectamente cuestionable. Porque uno se pregunta: ¿qué valor tienen los contratos si basta un descenso para que se disuelvan como azucarillo en café caliente?

Munir en el Leganés

El dilema de las cláusulas de escape: ¿protección o deslealtad?

Estas cláusulas, defendidas como salvavidas en el naufragio deportivo, son en realidad trampillas de emergencia diseñadas para no hundirse con el barco. Funcionan, sí. Pero invitan a un debate que no se ventila en ruedas de prensa. ¿No deberían los jugadores, si quieren irse tras un descenso, negociar o al menos aportar una oferta real al club que los acogió? ¿No es demasiado cómodo desaparecer cuando más falta hacen?

Hay quien dirá que el fútbol moderno ya no permite sentimentalismos. Que el descenso es una ruptura y que las cláusulas son solo la firma fría de ese divorcio. Pero también hay quien aún espera, con cierta ingenuidad, que los contratos no se escriban con tinta invisible.

EGD Sporting