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Paco López recibe fichaje para el LTI: El ídolo del Leganés que vuelve a Butarque

El regreso de Enric Franquesa tras diez meses de lesión supone un impulso vital para el Leganés. Su vuelta no solo cubre un vacío en el lateral izquierdo, sino que también devuelve ilusión a un equipo necesitado de solidez defensiva

El fútbol, con su obsesión por el olvido rápido y la inmediatez del resultado, pocas veces concede segundas oportunidades con sabor a épica. Sin embargo, el regreso de Enric Franquesa al Leganés es una de esas raras excepciones en que el tiempo de la lesión se convierte en prólogo de una historia nueva. Diez meses después de la rotura del ligamento cruzado, el lateral izquierdo volvió a vestirse de azul y blanco en el empate frente a la Cultural Leonesa. No fue un fichaje de mercado invernal, pero sí lo pareció, la ovación que lo recibió en el minuto 80 tenía el aroma de lo inesperado, como si un héroe hubiera regresado de un exilio involuntario.

Su aparición en el césped no solo cerraba la herida física, también la emocional. Franquesa llevaba sin disputar un partido oficial desde aquel 9 de noviembre de 2024 frente al Sevilla, y su ausencia se había convertido en un recordatorio constante de lo que le faltaba al equipo. Para los aficionados, ver de nuevo al catalán recorriendo la banda fue algo más que un gesto deportivo, fue el espejismo tangible de que la fe, a veces, regresa con botas y camiseta.

Una defensa con más grietas que certezas

El Leganés había intentado disimular su fragilidad defensiva con parches improvisados, pero la manta resultaba demasiado corta: tapaba la cabeza y dejaba los pies al aire. Sobre el papel, ocho defensores daban para cubrir la temporada; en la práctica, entre lesiones y adaptaciones forzadas, la zaga parecía una colcha remendada. Rubén Pulido seguía en el dique seco y Marvel, un central reconvertido, ocupaba el lateral izquierdo como quien acepta un papel secundario en una obra para la que nunca ensayó.

En este escenario, la reaparición de Franquesa no es un capricho, sino una necesidad vital. El catalán es el único lateral zurdo puro del equipo, un perfil que no se improvisa y que el Leganés llevaba meses echando de menos. Su regreso ofrece aire fresco a una defensa que pedía oxígeno con urgencia, como un corredor exhausto a punto de desvanecerse en la última curva.

La prudencia como estrategia invisible

Ahora bien, nadie en Butarque ignora que los regresos espectaculares suelen ser frágiles si no se gestionan con cabeza. Paco López, hombre de discursos pausados y ojos de estratega, ha insistido en que la recuperación de su jugador debe ser medida, progresiva, sin atajos peligrosos. En la cuarta jornada ya tuvo minutos, como quien prueba el agua antes de sumergirse, y la idea es que la reincorporación avance paso a paso, sin poner en riesgo lo que tanto costó recuperar.

La paciencia, en este caso, es tan importante como el talento. Porque Franquesa no solo es un futbolista de ida y vuelta, capaz de firmar asistencias y goles en su mejor versión, también es un recordatorio de que la constancia puede imponerse a la fatalidad. Su regreso al campo no asegura victorias inmediatas, pero sí devuelve al Leganés una certeza, que la banda izquierda vuelve a tener dueño, y que la esperanza, en Butarque, corre de nuevo a toda velocidad por ese carril.