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Los ultras del Atlético son una imagen inaceptable para LaLiga española

Violencia y falta de control en el Atlético

Los ultras del Atlético de Madrid vuelven a estar en el centro de la polémica. Con sus rostros tapados y comportándose como verdaderos delincuentes, ofrecieron una imagen lamentable que daña no solo la reputación del club, sino también de LaLiga. Este comportamiento, que cada vez se repite con más frecuencia, plantea serias dudas sobre la capacidad del club para tomar medidas efectivas y expulsar a estas personas de los estadios. No es la primera vez que la violencia de estos grupos genera titulares, pero la falta de acciones contundentes resulta preocupante.

A pesar de los incidentes, al final del partido, algunos de estos aficionados radicales fueron jaleados, lo que solo contribuye a empeorar la situación. La falta de una respuesta firme y decidida del Atlético de Madrid, junto a la pasividad de los responsables de LaLiga, deja un sabor amargo en quienes desean ver un fútbol limpio y sin violencia. Las imágenes de estos ultras tapando sus rostros y actuando como delincuentes dañan gravemente la imagen del club, que hasta ahora no ha demostrado una verdadera voluntad de erradicar este problema.

La ideología política como factor de polémica

En el trasfondo de estos incidentes, hay quienes señalan que figuras como Javier Tebas, presidente de LaLiga, comparten una ideología política similar a la de estos grupos ultras. Este supuesto vínculo ideológico no solo genera controversia, sino que también alimenta la sensación de que no se están tomando las medidas necesarias para erradicar este tipo de conductas del deporte. La inacción de LaLiga y del club madrileño sugiere que, lejos de buscar soluciones, estas entidades permiten que la situación persista.

Es urgente que tanto las autoridades del fútbol como los clubes implementen acciones más duras y contundentes para evitar que este tipo de actitudes violentas y de odio sigan empañando el fútbol español. La imagen que se está proyectando no solo afecta a la competición, sino también a la sociedad en su conjunto, que espera un deporte más seguro y limpio.

Fabián Betis