El equipo asturiano registra los peores datos de LaLiga desde 2005 y su portero Aarón Escandell es el más exigido del campeonato
Luis Carrión recibió el primer trompazo en su debut en el banquillo del Oviedo. Un equipo sin reacción cayó 0-2 frente al Espanyol en el Tartiere y profundizó su mal presente futbolístico. El carbayón sigue en puesto de descenso y volvió a mostrarse endeble en defensa. Si bien mostró media hora de juego aceptable, el elenco azul se desmoronó en la etapa complementaria y fue superado por los periquitos. El déficit a la hora de defender refleja el momento inquietante y los pitidos de la grada antes y después del partido.
Más allá de los resultados, las estadísticas reflejan una debilidad defensiva alarmante: Oviedo encaja una media de 7,11 tiros a puerta en contra por partido, una cifra que no se registraba en LaLiga desde la temporada 2004-05. Ningún equipo en dos décadas terminó una campaña con semejante volumen de llegadas concedidas. El dato no solo refleja problemas en la zaga, sino también en la presión y la estructura colectiva. Los azules no pueden recuperar parte del juego que los llevó a ascender a Primera.
Ni los paradones de Escandell lo salvan
En este complejo escenario, la figura de Aarón Escandell se convirtió en una pieza esencial. El guardameta suma ya 47 paradas en lo que va de temporada y mantiene una proyección cercana a las 200 intervenciones si el ritmo continúa. Para ponerlo en perspectiva, Joan García, el portero que más paró en la 2024-25, cerró el curso con 140. El meta, líder de los azulones, dio una clase de colocación y reflejos bajo palos que permitió llegar al descanso con un 0-0.
Ni los paradones de Aarón ni el nuevo entrenador pudieron darle una bocanada al Oviedo. El bloque defensivo necesita mejorar, y mucho. El viernes, Bailly y Vidal sufrieron en cada ataque perico, al igual que Dendoncker en la medular, que estuvo desorientado en el centro del campo y no pudo evitar las amenazas del Espanyol con balón dominado. Está claro que Carrión necesitará mucho más de Santi Colombatto para ordenar el mediocampo.
Carrión, entre pitidos y aplausos
La tensión también gobernó las gradas del Tartiere. La presentación de Luis Carrión estuvo marcada por un ambiente dividido: mientras la mayoría de la afición reaccionó con pitadas, un pequeño sector aprovechó para aplaudir al entrenador catalán antes del inicio del partido. El despido de Paunovic no tuvo el consenso de total en Asturias. Mientras, el Fondo Norte rindió homenaje a cuatro históricos delanteros del club (Echevarría, Lángara, Herrerita y Emilín) con un tifo que recordaba su legado.
Más allá de la polémica, el público respaldó al equipo con fuerza: Más de 25.000 espectadores disfrutaron del espectáculo, ovacionando cada intervención de Escandell, aunque cada aparición de Carrión en las pantallas y algunas decisiones del árbitro fueron recibidas con pitadas constantes, reflejando un Tartiere dividido entre emoción, orgullo y crítica. En su segunda etapa al frente del carbayón, el míster deberá obtener resultados rápidamente para acelerar su aprobación.