El Panda se queda donde volvió a ser feliz
Hay trayectos en el fútbol que se desvían, se rompen, se olvidan… y luego, de repente, vuelven a encontrar sentido. Eso le ha pasado a Borja Iglesias en Vigo. Prestado al Celta sin opción de compra, después de un paso gris por el Leverkusen y una última etapa amarga en el Betis, el Panda encontró en Balaídos algo más que minutos: encontró consuelo, encontró goles y, sobre todo, se encontró a sí mismo.
El Celta lo sabe. Y por eso ya ha decidido que quiere retenerlo. Claudio Giráldez, su técnico y confidente en esta resurrección deportiva, ha pedido a la directiva que hagan un esfuerzo. Y el club ha respondido. El Betis, por su parte, ha puesto precio: seis millones de euros. Una cifra razonable, aunque no menor, por un delantero de 32 años que ya no es promesa, pero sí puede seguir siendo presente.
Borja quiere quedarse. Y lo quiere tanto que está dispuesto a rebajar sus condiciones salariales para que la operación cierre sin traumas. Porque sabe que en Vigo ha renacido. Porque entiende que a veces el fútbol no solo se juega en los pies, sino en el corazón.
Una historia de caída y redención
Su salida del Betis fue discreta. Su paso por Alemania, sombrío. En su momento más bajo, Borja Iglesias pensó seriamente en colgar las botas. En abandonar todo. Pero apareció el Celta. Apareció Giráldez. Y de golpe, todo volvió a tener sentido. Con 9 goles en 34 partidos —incluido un inolvidable hat-trick al Barcelona—, Iglesias no solo ha vuelto a marcar: ha vuelto a rugir.
En palabras del propio Panda: “Es el mejor técnico que he tenido en mi carrera.” Una declaración que no suena a exageración, sino a agradecimiento. La conexión con el entrenador porriñés ha sido el eje de su nueva etapa. Y el vestuario lo sabe. Por eso, en Vigo ya no hablan de una cesión brillante, sino de una permanencia necesaria.
Un final de temporada con Europa en juego
Pero la historia no termina con una firma. El Celta aún se juega su billete a la Europa League. Séptimos en LaLiga con 46 puntos, tienen a Osasuna y Mallorca pisándoles los talones. Quedan cinco finales. Y el calendario no es amable: Real Madrid en el Bernabéu, Sevilla en casa, Real Sociedad en Anoeta, el Rayo en Balaídos y el cierre en Getafe.
Borja Iglesias será clave. Porque está en forma. Porque está motivado. Y porque, a veces, el fútbol premia a quienes se levantan después de caer.
El fútbol, cuando se convierte en hogar
La venta se cerrará en 6 millones. Un número redondo para una historia que ha sido cualquier cosa menos lineal. El Betis cierra una etapa. El Celta inicia otra. Y Borja Iglesias, el delantero que pensó en dejarlo todo, se queda en el lugar donde volvió a ser feliz.
No todos los goles valen lo mismo. Algunos pesan más. Algunos salvan más que partidos.