Iago Aspas se sincera sobre su futuro y el deseo de llevar al Celta a Europa
Iago Aspas no necesita presentación. Su nombre es sinónimo de Celta de Vigo, de garra, de fútbol con acento gallego. A sus 37 años, sigue siendo el alma de un equipo que este sábado se juega algo más que un partido: el billete a Europa, el premio soñado para cerrar una temporada que ha sido tan vibrante como inesperada.
El delantero de Moaña, emblema indiscutible del club celeste, ha hablado claro en una entrevista con La Voz de Galicia, dejando entrever que su despedida aún no está escrita. Tiene contrato hasta 2026, pero ni hay planes firmes de colgar las botas, ni mucho menos de hacerlo con la cabeza baja. “Voy día a día. Dependerá de cómo me sienta”, reconoce.
Europa, un broche soñado… pero no una obsesión
Aspas no es ajeno a la calculadora: sabe que 23 de las 27 combinaciones posibles les colocan en competición continental. Pero también sabe que todo se resume a un partido, el del sábado en el Coliseum. “Tenemos que hacer los deberes. Lo tenemos en nuestras manos y tenemos que conseguir los tres puntos”, afirma sin rodeos.
Pese a que el Getafe no se juega nada, Aspas no se fía: “A veces, los rivales tranquilos juegan mejor. Nosotros tenemos ilusión, no presión. Pero sería un error pensar que está hecho. Hay que ganar”.
Su tono es el de quien ha vivido muchas batallas y aún conserva el hambre del debutante. Aspas no habla como un futbolista de salida, sino como uno que quiere firmar otro capítulo épico con la camiseta que ama.

Entre la suplencia y el liderazgo
Esta temporada no ha sido sencilla para Iago. Una lesión le frenó tras un buen arranque, y su protagonismo ha sido menor. Lejos de lamentarse, ha optado por adaptarse. “Estoy contento con mi participación. Si me toca salir en el 70’, salgo; si desde el banquillo, también. Lo importante es ganar”.
En sus palabras hay una madurez serena, la de un líder que ya no necesita ser el protagonista para sentirse parte del triunfo. Ha elogiado sin reservas al técnico Claudio Giráldez, a quien atribuye buena parte del éxito colectivo: “Tiene a toda la plantilla implicada. Eso es difícil y se valora mucho”.
¿El último año? Tal vez no…
Aunque 2026 aparece como la fecha de finalización de su contrato, Aspas se niega a hacer planes a largo plazo. “Podría ser mi último año, o no. Depende de cómo me sienta. Por ahora, estoy bien”.
Pero entre las frases prudentes, se cuela un anhelo muy concreto: hacer el gol que clasifique al Celta para Europa. Un gol que suene a homenaje. Un gol que lo ate, una vez más, al corazón de Balaídos.
Porque si alguien representa el alma del celtismo, es ese 10 que nunca se fue, que siempre vuelve, y que sueña con volver a Europa vestido de celeste.