El Espanyol sigue reforzando su plantilla con movimientos estratégicos en el mercado. Este miércoles hará oficial la llegada de Charles Pickel, centrocampista internacional con Congo
El rumor ya no es rumor, Charles Pickel aterriza en Cornellà con la serenidad de quien sabe que llega a un club que lo esperaba como el agua de mayo. El técnico Manolo González, informado de primera mano, podrá contar con ese centrocampista que tanto había pedido. No es poca cosa, en un verano donde los fichajes vuelan más rápido que los titulares, el Espanyol ha logrado cerrar su novena incorporación.
Pickel, suizo de raíces congoleñas, no es una promesa adolescente ni un veterano de museo, sino un jugador en esa edad en la que la experiencia ya se codea con la madurez futbolística. Viene de la Cremonese, tras pasar revisión en Barcelona y por una cifra que ronda el millón de euros, aunque adornada con esas variables que hacen que los traspasos modernos se parezcan más a fórmulas de álgebra que a simples compras.
Un centrocampista con brújula propia
A sus 28 años, Pickel no se define por un solo rol, sino por la elasticidad de su juego, mediocentro o interior, pulmón o cerebro según lo demande la ocasión. Fue clave en el ascenso de la Cremonese a la Serie A, confirmando que su fútbol no entiende de fronteras. Pasó por Portugal, Francia y Suiza, siempre dejando la sensación de que podía adaptarse al ritmo de cada liga como un viajero que cambia de idioma sin perder el acento propio.
Este perfil encaja perfectamente en la lógica perica, jugadores con bagaje internacional, coste moderado y proyección suficiente para equilibrar un equipo que no puede gastar como los gigantes, pero tampoco resignarse a ser comparsa. Fran Garagarza, director deportivo, parece tener clara la partitura, reforzar con nombres sólidos y precios sensatos. Ahí entran también Clemens Riedel y Tyrhys Dolan, incorporaciones que responden a la misma partitura. La orquesta, poco a poco, toma forma.
El regreso de viejos conocidos y sueños caros
Pero el mercado nunca cierra del todo y Pickel no será el último pasajero en Cornellà. El Espanyol tiene entre ceja y ceja el retorno de Urko, aquel mediocampista que ya vistió la blanquiazul en la segunda mitad del curso pasado. Esta vez no sería préstamo, sino propiedad compartida, unos 4 millones de euros por algo más de la mitad de sus derechos. Una fórmula a medio camino entre la confianza plena y el cálculo prudente, parecida a la empleada con Roberto Fernández.
Claro que no todo es tan sencillo. Guido Rodríguez, campeón del mundo con Argentina y hoy en el West Ham, aparece como el fichaje soñado, el imposible seductor. El jugador quiere volver a LaLiga, pero los ingleses no se desprenden de sus piezas tan fácilmente. Entre lo ideal y lo posible, el Espanyol se decanta por la segunda opción, Urko es la prioridad inmediata, porque en el fútbol, como en la vida, no siempre gana el deseo, sino la factibilidad.
