La decisión de Manolo González entre apostar por Roberto Fernández o mantener a Kike García como titular frente al Mallorca no solo definirá el partido, sino también el rol de cada delantero en una temporada que apenas comienza
El Espanyol, siempre habituado a convivir con la incertidumbre como si fuera un huésped indeseado pero permanente, encara un nuevo capítulo en LaLiga EA Sports con una pregunta que divide corazones. ¿Roberto Fernández o Kike García? La duda, aparentemente simple, se convierte en un rompecabezas táctico y emocional. Manolo González, dueño del silbato final, debe decidir entre la frescura de un delantero con hambre o la veteranía de quien sabe sobrevivir en los partidos espesos.
La situación no es menor, el duelo contra el Mallorca en el RCDE Stadium no solo cierra la jornada 4, sino que puede abrir una narrativa distinta para el equipo. En el fútbol, como en la vida, las decisiones mínimas generan consecuencias desproporcionadas. Elegir un nueve es como escoger la llave adecuada en un manojo, una abre puertas, otra atasca cerraduras. González sabe que cada minuto de titubeo puede convertirse en pólvora en las gradas.
Roberto Fernández: promesa que no admite espera
Roberto, con apenas 23 años, parecía destinado a ser la carta de presentación del Espanyol en este arranque de temporada. Sus primeros partidos, frente al Atlético y la Real Sociedad, mostraron la silueta de un atacante vertical, con capacidad de asociarse y hasta de asistir. Sin embargo, el destierro al banquillo en Pamplona, limitado a 25 minutos, lo devolvió a la realidad más cruel del fútbol, pasar de esperanza a duda en un pestañeo.
El encuentro contra el Mallorca es, para él, algo más que un partido. Es la ocasión para recuperar protagonismo y desmentir que su fichaje millonario más de seis millones procedentes del Braga fue un capricho de verano. Manolo González confió en su talento la campaña pasada, cuando sus seis goles mantuvieron vivo al equipo en Primera. Ahora, lo paradójico es que la misma confianza que lo elevó puede convertirse en una sentencia si el entrenador vuelve a dejarlo en la sombra.
Kike García y la sombra del banquillo
En el otro extremo del dilema aparece Kike García, un delantero que no promete eternidades, pero ofrece certezas inmediatas. Su titularidad ante Osasuna mostró la confianza que inspira en González, que parece ver en él un seguro de vida para los partidos tensos. Kike no necesita adornos, su fútbol es práctico como un martillo y, precisamente por eso, difícil de reemplazar.
Septiembre no será indulgente con el Espanyol. Llegan citas de alto voltaje, con la visita al Santiago Bernabéu y duelos clave en casa frente al Valencia. Por eso, la elección del nueve trasciende lo táctico, es una declaración de intenciones. Manolo González deberá decidir si apuesta por el vértigo de la juventud o por la estabilidad de la experiencia. El dilema, en el fondo, no es solo suyo: es de toda una afición que quiere certezas en medio de un arranque que invita a soñar, pero también a dudar.