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El salario de Antony en el Betis refleja esfuerzo colosal por volver al Villamarín

El Betis está cerca de cerrar el regreso de Antony, que viajará a Sevilla para los exámenes médicos y firmará cinco años con una importante rebaja salarial

El Benito Villamarín, acostumbrado a las mareas de ilusión y desengaño, está a punto de recibir un nombre que suena como promesa cumplida, Antony. Tras interminables idas y venidas de despachos, cláusulas y llamadas de medianoche, el brasileño se prepara para regresar a Sevilla. Que un fichaje de esta magnitud dependa todavía de un reconocimiento médico resulta casi poético, todo un imperio de millones colgado de la certeza de un fonendoscopio.

No se trata solo de un futbolista que vuelve, sino de una declaración de intenciones del Real Betis. Cada negociación, cada fleco cerrado a contrarreloj, refleja esa pulsión contradictoria que tienen los clubes de fútbol, sueñan en grande, pero calculan como contables. La operación con el Manchester United no es la simple compra de un jugador, es un pulso entre la ambición y la prudencia financiera, dos fuerzas que rara vez bailan al mismo compás.

Los números detrás del sueño

El acuerdo final habla de 22 millones de euros más otros cuatro en variables, un precio que parece desorbitado y, al mismo tiempo, razonable para un jugador que en Old Trafford apenas alcanzó a mostrar destellos. Y como si de un matrimonio con cláusula de divorcio se tratara, el United se guarda el 50% de una futura plusvalía. El Betis, por su parte, logra encajar el fichaje dentro de los estrechos márgenes que dicta LaLiga, demostrando que la audacia no está reñida con la contabilidad.

Antony firmará hasta 2030, con un contrato que lo sitúa por debajo de Isco, el jugador mejor pagado de la plantilla. La cifra resulta tan simbólica como estratégica, de ganar nueve millones anuales en Inglaterra, el brasileño pasará a percibir alrededor de cinco en Sevilla. Una caída libre en lo económico, sí, pero también una ascensión en lo emocional. Porque a veces regresar a un estadio puede ser más valioso que cualquier nómina con demasiados ceros.

Planes deportivos y futuro del plantel

El Betis, sin embargo, no vive solo del presente. Mientras el fichaje de Antony se ultima, en los pasillos de la dirección deportiva se mueven otras piezas. La llegada de un delantero es prioridad, aunque para abrir la puerta de entrada quizá antes haya que abrir la de salida. Bakambu, Chimy y hasta jóvenes como Altimira figuran en esa lista flotante que recuerda a los pasajeros de un barco con plazas limitadas.

La decisión de Antony de rebajarse el salario, de dejar atrás promesas incumplidas y millones pendientes del United, dibuja un retrato curioso de la modernidad futbolística, en una industria dominada por la avaricia, a veces surge un gesto que parece casi romántico. El brasileño vuelve no por riqueza, sino por pertenencia; no por cifras, sino por identidad. Y esa paradoja, en un deporte donde la lealtad suele durar menos que una temporada de Netflix, tiene un valor incalculable.