Fútbol femenino, rivalidad y un nombre propio que nunca pasa desapercibido
Athenea del Castillo, jugadora del Real Madrid e internacional con España, no necesita titulares grandilocuentes: ella los genera. En una entrevista reciente, la cántabra volvió a dejar claro que no piensa suavizar sus palabras cuando se trata del tema que más ruido provoca en los pasillos del fútbol español: el antimadridismo. Su sinceridad, casi quirúrgica, se ha vuelto habitual, sobre todo cuando habla de esa tensión permanente que vive en los duelos contra el FC Barcelona o de su supuesta mala relación con algunas jugadoras culés.
La ex del Deportivo, campeona del mundo y una de las piezas predilectas de Montse Tomé en la selección española, es tan directa como su juego en banda. Y en esta ocasión no se ha andado con rodeos. A pocos días de disputar con España un partido de altísimo nivel frente a Inglaterra en Cornellá, habló sin rodeos sobre esa animadversión que, según ella, flota en el ambiente: “Cuando el Madrid juega, todos quieren que pierda. A mí, cuando juegan los demás, me da igual”. Unas palabras que no solo avivan la rivalidad futbolística, sino que reabren el eterno debate entre los que ven en el blanco una bandera y los que lo consideran un símbolo a abatir.
“Somos el Real Madrid, aunque aún no hayamos ganado nada”
Athenea, firme en su postura, no entiende por qué tanta hostilidad: “No sé por qué sucede. Supongo que el Madrid es el club al que más envidia se le tiene. Aún no hemos ganado grandes títulos, pero somos el Real Madrid”. Y con esa frase, la atacante dejó entrever que la camiseta que viste pesa más por historia que por palmarés actual. Aunque el fútbol femenino aún recorre un camino en construcción, la presencia del Real Madrid en él ya genera adhesiones fanáticas y críticas furiosas. Como si el equipo arrastrara consigo un siglo de batallas, incluso cuando aún está definiendo su identidad.
En las redes sociales, los ecos de cada declaración suya se multiplican. Algunas compañeras de selección, especialmente las del Barça, no comparten su discurso. Aun así, Athenea responde con humor y firmeza: “Yo hablo con todo el mundo. Hasta con una pared. La rivalidad se queda en los clubes”. Para algunos, esta afirmación podría sonar conciliadora. Para otros, una forma elegante de marcar distancia.
En cuanto a la final de la Champions, donde el FC Barcelona cayó frente al Arsenal, no ocultó sus preferencias: “Iba con el Arsenal. Me gusta que ganen los equipos que me eliminan”. Y aunque dijo no tener favoritos para la Copa de la Reina —donde se medirán Barça y Atlético—, dejó claro que su implicación emocional es nula: “Me da igual quién gane. Que haya ambiente, que vaya gente… pero preferencia, ninguna”.
Así es Athenea del Castillo. Una jugadora con una opinión tajante, que no se esconde detrás del escudo pero tampoco lo usa como escudo. Habla como juega: sin miedo, con claridad, y con una convicción que le ha ganado tanto admiradores como detractores del Madrid. Pero si algo ha dejado claro es que no pretende agradar a todos. Ni dentro ni fuera del campo.
