No piensa ceder a los caprichos, aunque para ello deba reestructurar su política de salidas
Florentino Pérez ya trabaja de lleno en lo que es el plan de fugas en el club. Salir de una buena porción de jugadores que a priori no cuentan ni para el mismo ni para el entrenador, marca una tendencia evidente. Lo primero es que se basa en el hecho de gestionar todo en la economía, buscando reunir al menos 180 kilos por concepto de ventas.
Muchos de los jugadores sentenciados ya hacen parte de la palestra pública, pero al final lo más curioso resulta ser lo más evidente. Gareth Bale, como la piedra en el zapato es el que más migas se está llevando. Se niega rotundamente a partir del merengue, e incluso admite estar contento con sus condiciones financieras por encima de las deportivas incluso.
Un comunicado termina de abrir la polémica en todas sus fases
A toda esta situación ya habría que encontrarle el sentido, pero es en este momento que resaltan más algunas consideraciones. Por ejemplo, el mismo ‘Expreso de Cardiff’ ha descolgado su teléfono y le ha comunicado directamente a Ryan Giggs que su deseo es continuar en el Real Madrid, y que la planificación de la Euro se hará en base a ese detalle.
Para unas cosas suena bien, para otras no tanto. Se sabe que la preparación física en Chamartín es alta, y que los jugadores suelen llegar muy bien preparados. Pero sacrifica el detalle deportivo, y el ritmo de competencia. Aún así lo celebran y ven de grata manera que esto se haya llevado a cabo.
A Bale le tienen los días perfectamente contados
Sin embargo no piensan caer en este tipo de juegos. Florentino Pérez es un dirigente de hechos y lo ha intentado argumentar. Lo primero que ha dicho es que no va a sucumbir a las exigencias sin sentido de algunos de sus jugadores, y que las medidas institucionales deben prevalecer sobre cualquier cosa. La crísis del coronavirus desde luego que ha apeado con muchas ideas, y el hecho de jugar sin público ha sido un tema a considerar.
Así que se plantea pagar en su totalidad lo que le resta de contrato a Bale a fin de que termine sentenciando su salida. No es propiamente una decisión ortodoxa, pero es una forma de demostrar la jerarquía. Si Bale se niega a responder a las posibilidades ellos le pondrán la más directa en sus manos. Todo depende de su direccionamiento, y del cómo van a gestionar ese paso.
