La Real Sociedad prepara el relevo con Mikel Goti como apuesta de futuro
En Zubieta no improvisan. Cuando una pieza importante está cerca de marcharse, otra ya ha empezado a rodar en silencio. Y en esta ocasión, el movimiento es tan claro como simbólico: Brais Méndez, uno de los jugadores más talentosos de la plantilla de Imanol Alguacil, apunta a una salida veraniega con dirección a la Premier League. En su lugar, ya suena con fuerza un relevo de la casa: Mikel Goti, canterano con pedigrí donostiarra y ambición de primera línea.
Brais ha sido, desde su llegada del Celta, una de las notas más creativas y resolutivas del esquema txuri-urdin. Pero también uno de los activos con mayor cartel fuera de nuestras fronteras. Su zurda, su visión y su polivalencia ofensiva no han pasado desapercibidas en Inglaterra. Y cuando el interés anglosajón llama, la chequera suele ir detrás. Se espera que su salida se cierre por una cifra en torno a los 25 millones de euros. Una venta estratégica, de esas que no se celebran… pero se entienden.
Goti, el relevo que no necesita presentación
En el otro extremo de la ecuación aparece Mikel Goti. Renovado hasta 2028, con cláusula de rescisión de 50 millones y la bendición tácita del cuerpo técnico, su ascenso al primer equipo parece tan inevitable como merecido. El centrocampista, formado en las entrañas de Zubieta, ha sido una de las notas más consistentes del filial. Ahora, le toca asumir protagonismo en un escenario mayor.
La Real, fiel a su modelo, no suele lanzarse al mercado a comprar sustitutos cuando los tiene en casa. Y Goti representa todo lo que el club valora: talento, disciplina táctica, compromiso y progresión. La confianza no es un capricho. Es una inversión.
El contexto del movimiento
La venta de Brais responde también a una lógica estructural. La plantilla, aunque competitiva, necesita espacio y aire financiero. Jugadores como Sucic o Zakharyan han estado en la órbita de salida, pero ninguna oferta ha cuajado. En cambio, el gallego sí genera interés sólido y ofrece la oportunidad de liberar espacio sin vaciar el equipo.
Imanol Alguacil, que conoce mejor que nadie el peso simbólico de cada jugador que sube desde el B, no hace estos movimientos a ciegas. Sabe que Goti no es solo futuro: es presente preparado. Y que el riesgo de soltar a Brais se amortigua con la coherencia de un proyecto que no ficha talento, lo cultiva.

Un verano de transiciones calculadas
Lo que se cuece en la Real Sociedad no es una revolución, sino un trazo fino en el lienzo. La posible marcha de Brais Méndez será una pérdida sensible, sí. Pero también una demostración de que el modelo sigue vivo, con un recambio listo y con la misma filosofía que lleva años haciendo del club donostiarra un ejemplo de sostenibilidad deportiva.
Mikel Goti está llamado a asumir un rol central en ese relato. Y si la historia se repite —como tantas veces en Anoeta— el canterano no tardará en escribir sus primeras líneas en Primera División con la misma naturalidad con la que un día lo hicieron Zubimendi, Merino o Oyarzabal.
En la Real, cada venta es una despedida medida. Y cada ascenso, una promesa que se hace realidad sin ruido, pero con mucha intención.