El técnico de Orio elogia la filosofía rojiblanca y lanza un mensaje de identidad a su Real Sociedad
Imanol Alguacil se despidió este fin de semana de la Real Sociedad en el que fue su último partido como entrenador en Anoeta. Fue un día lleno de emociones, con homenajes sinceros y agradecimientos profundos a un técnico que ha sido mucho más que eso para el club donostiarra. En su despedida, sin embargo, Imanol dejó un mensaje que ha resonado más allá del terreno de juego: elogió la filosofía del Athletic Club y pidió a la Real no perder su esencia.
“Como aficionado, me voy tranquilo porque si la Real hace algo bien es trabajar con la cantera. Pero ojalá algún día se cambie la política y se apueste por un modelo como el del Athletic, con solo canteranos”, expresó ante los medios y la afición. Una frase que, lejos de buscar polémica, invitaba a la reflexión. Para Imanol, el mayor orgullo no está solo en ganar, sino en hacerlo con los de casa.
Una despedida con mensaje profundo
Durante su etapa al frente del primer equipo, el técnico de Orio ha sido uno de los mayores defensores de Zubieta, apostando firmemente por jugadores formados en casa como Zubimendi, Oyarzabal, Barrenetxea o Le Normand. Su legado deportivo es evidente, pero quizás aún más importante es el mensaje que deja sobre la importancia de cuidar la identidad del club.
El reconocimiento al Athletic Club no es casual. El equipo rojiblanco, con su política de fichar solo jugadores vascos o formados en territorio vasco-navarro, ha sido durante décadas una excepción en el fútbol europeo. Y este año, tras su triunfo en la Copa del Rey, esa apuesta ha vuelto a brillar. Imanol no es ajeno a ello y lo valora: “Creo que todos estaríamos igual de orgullosos, independientemente de los resultados”.
No es una crítica frontal a la Real, sino una advertencia amistosa: no hay que perder el rumbo. El fútbol moderno tiende al fichaje fácil y al mercado global, pero la Real Sociedad tiene una base sólida y una cantera envidiable que merece protagonismo continuo.
En su adiós, Imanol no solo se fue como un técnico querido, sino como un símbolo de coherencia. Lanzó un mensaje que toca el corazón del aficionado: defender el escudo no es solo ganar partidos, es mantener vivos los valores que hacen único a un club. Su despedida no fue solo el cierre de una etapa; fue un recordatorio de lo que realmente importa.
