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Remiro 70 millones o nada

La Real Sociedad pone precio a su guardián… y no es barato

En Donostia lo tienen claro, si alguien quiere a Álex Remiro, que venga con la cartera llena. Muy llena. La Real Sociedad ha fijado el precio de salida de su portero titular en nada menos que 70 millones de euros. No es una cifra casual. Es una declaración de principios, o mejor dicho, una advertencia al mercado, aquí no se regala talento. Se vende, sí, pero solo por cifras que hagan temblar al contable y sudar al director deportivo.

Remiro, ese guardameta de reflejos felinos y pies que parecen haber sido educados en La Masia, se ha ganado a pulso ese cartel de “intangibles premium”. Bajo palos, ha sido clave en una temporada donde la Real ha vuelto a competir con solidez y dignidad. Y fuera de ellos, ha despertado suspiros en media Europa. El Barcelona ha preguntado con más cortesía que intención, por ahora pero la respuesta ha sido nítida “Setenta millones o seguimos hablando de otra cosa”.

Remiro
Su rendimiento y personalidad lo colocan en el foco del mercado

Un precio: un mensaje

El número no es inocente. No solo refleja lo que vale Remiro para la Real Sociedad. Refleja también lo que la Real quiere ser, un club que no solo forma talento, sino que lo negocia como los grandes. Que vende, sí, pero a su manera. El caso de Remiro es paradigmático. Un jugador que, sin hacer demasiado ruido, se ha convertido en pilar táctico, referente en la portería y activo de alto rendimiento.

Además, en una época donde los porteros ya no son solo guardametas, sino primeros atacantes, el valor de alguien como Remiro se multiplica. Juega con los pies como un centrocampista, y detiene con las manos como un especialista. Si algún gigante europeo léase Premier League. Porque el Barça ya se bajó de ese tren por razones obvias quiere hacerse con sus servicios, tendrá que pagar como si estuviera fichando a un delantero centro con gol por temporada.

Un verano con ruido de mercado

Con el mercado estival en el horizonte, la Real Sociedad se prepara para recibir llamadas. Las escuchará, claro. Pero sin urgencias. El mensaje desde Anoeta es claro, si alguien quiere desarmar al equipo, que pague por ello. El club no está en venta, pero sus piezas, sí. A precios de boutique.

Y por eso, el caso Remiro no es solo una operación. Es un símbolo. Un recordatorio de que en el fútbol moderno, tan importante como parar goles es saber cuándo decir “no”. El club entiende que retener talento es también una forma de competir. Más allá del dinero, la Real quiere blindar su identidad, proteger el proyecto y seguir creciendo desde la estabilidad.

Odriozola Deportivo Alavés