A fuerza de sacrificio y esperanza, Marcos Cuenca esperó en silencio sin desesperar en La Romareda. Gabi le dio minutos y el extremo no quiere desaprovechar la oportunidad de su vida.
Marcos Cuenca había aparecido seis veces como suplente desde su debut con Fran Escribá ante el Elche en la temporada 23-24, entrando siempre en los minutos finales, incluyendo los que disputó bajo las órdenes de Gabi frente al Valladolid. Después de un verano en el que parecía encaminado a salir tras su renovación, el canterano decidió quedarse en el Real Zaragoza y su constancia fue premiada con un lugar en el once titular. Esa oportunidad le permitió demostrar todo su potencial, aprovechar su momento y dejar una grata impresión, mostrando su calidad.
Para el aragonés no fue un partido más, es el camino soñado: triunfar en La Romareda. Luego de que el entrenador le diera indicios durante la semana de que iba a ser titular, finalmente Cuenca fue titular en el encuentro frente al Mirandés. En Mendizorroza, fue el impulsor de los ataques por la banda derecha en el partido que dictaminó el primer triunfo del elenco maño en la temporada, que busca salir del fondo y empezar, de una buena vez, el despegue en la temporada.
Su momento llegó
Delantero versátil formado en la cantera del Real Zaragoza, capaz de jugar tanto como centrodelantero como en las bandas o incluso como segundo punta. Cuenca tiene movilidad y adaptabilidad que le permiten generar espacios, profundizar en el ataque y participar activamente en la construcción de jugadas ofensivas, aportando dinamismo al equipo. Esta polivalencia se pudo ver poco en los minutos que disputó frente a Valladolid, y lo tuvo a pleno en el triunfo contra Mirandés.
Sin estar prevista, la hora le llegó al canterano. Si aprovecha su oportunidad, puede convertirse en un recurso importante para el entrenador, que puede variar el esquema ofensivo según las necesidades del partido. Máxime con un equipo que comenzó el torneo endeble en varias zonas del campo de juego y busca salir rápidamente del fondo de la tabla. Se espera que el domingo en el duelo frente a Córdoba, Cuenca vuelva a ser de la partida y ante las gradas blanquiazules.
El recorrido de Alevines hasta Primera
Del barrio de Las Fuentes, Cuenca es pura identidad blanquiazul. Desde juveniles, en la Ciudad Deportiva, mostró sus credenciales en el filial y luego en el Deportivo Aragón, donde acumuló 50 encuentros donde anotó 15 goles y repartió 7 asistencias en dos temporadas. Su desempeño lo propulsó al primer equipo. Tras renovar hasta 2028, el delantero tenía todas las fichas para salir cedido a principios de agosto. Su nombre sonó para el Tarazona y Teruel, de la Primera RFEF.
Cuenca decidió quedarse, lucharla y esperar. Luego de salir cedido al Ebro y el Brea, en temporadas de formación, el extremo consideró a esta como su gran oportunidad. Desechó salir en el verano y se quedó. Impresionó a Gabi en los entrenamientos, le dio sus minutos en el terreno de juego y no los desaprovechó. Cerca de los 23 años, el canterano rompió paredes para cumplir esa meta que tenía desde pequeño, desde alevines: triunfar en el Real Zaragoza.