El fichaje de última hora del Real Zaragoza que puede ayudar a Gabi a evitar el despido

Raúl Guti vuelve al Real Zaragoza justo a tiempo para convertirse en la pieza clave que Gabi Fernández necesita

En el fútbol, los regresos siempre se narran como epopeyas, héroes que vuelven al campo después de la adversidad, guerreros que renacen en el mismo escenario que los vio caer. El caso de Raúl Guti no es excepción, aunque su historia esté teñida más de fragilidad que de gloria. Gabi, lo recibe como quien recupera una pieza indispensable de un reloj delicado, sin ella, el mecanismo funciona, sí, pero nunca con la precisión soñada.

Porque Guti no es un futbolista de fuegos artificiales, sino de brújula y compás. Su presencia ordena, da dirección y calma al Real Zaragoza, un equipo que tantas veces parece caminar sobre la cuerda floja. La ironía es evidente, un jugador que no siempre estuvo a la altura de las expectativas se convierte, en este momento concreto, en el salvavidas más necesario de su entrenador.

Lesiones, coincidencias y el peso del destino

La rodilla de Guti ha escrito capítulos tan decisivos como crueles en su trayectoria. Basta recordar aquel regreso a La Romareda, donde apenas pudo resistir 50 minutos antes de ceder ante el dolor. Medio centenar de minutos, una medida extraña que se repite como maldición, pues otra vez, frente al Albacete, su rodilla decidió marcar el límite justo en ese mismo minuto simbólico. Como si el cuerpo jugara a recordarle que el talento siempre camina acompañado de su sombra más incómoda: la fragilidad.

Esa constante lo convierte en una figura casi trágica, el jugador que siempre promete más de lo que la salud le permite dar. Y, sin embargo, su vulnerabilidad también es su grandeza. Volver tras cada tropiezo, insistir a pesar de la cicatriz, es un gesto de liderazgo que va más allá de los pases o las estadísticas. Es la prueba de que, en el fútbol, la épica a veces se escribe con limitaciones.

Entre la memoria y la esperanza

Estadísticas en mano, Guti ha mostrado un perfil distinto en esta etapa. Más sobrio, menos arriesgado, pero con una precisión que roza lo quirúrgico, 35 de 35 pases completados en su último tramo. Puede que no deslumbre con fantasía ofensiva, pero su disciplina defensiva y su capacidad de recuperación lo convierten en el termómetro del Zaragoza. De hecho, antes de su lesión, lideraba las recuperaciones en campo rival, como si hubiera decidido cambiar el arte del pase arriesgado por la ciencia de la eficiencia.

Claro que su temporada, en el balance global, sigue siendo gris. Ya no es aquel mediocampista total que fascinó en 2020, pero tampoco necesita serlo. Para Gabi Fernández, lo esencial no es lo que Guti fue, sino lo que representa hoy, un líder en el vestuario, un referente en la cancha y, quizá, el amuleto que le permita resistir la presión externa. Porque en este juego de supervivencias paralelas la del futbolista y la del entrenador, el regreso de Raúl Guti se parece más a un pacto que a un simple alineamiento táctico.