Valery y Soberón atraviesan un momento complicado en el Real Zaragoza, perdiendo protagonismo frente a Gabi y dejando en el aire su continuidad en el equipo de cara a enero
En el Real Zaragoza, el tiempo pasa con la paciencia de un reloj de arena invertido, mientras algunos jugadores ganan minutos, otros ven cómo el polvo se acumula en el banquillo. Es el caso de Valery y Soberón, dos futbolistas que, de manera distinta, han quedado desplazados por la figura emergente de Gabi, quien se ha consolidado como el eje central del equipo.
Valery llegó con la etiqueta de apuesta importante y un salario acorde a la responsabilidad. Sin embargo, la lesión en el hombro durante gran parte de la pretemporada le dejó fuera de ritmo, demasiado lento para quien debía ocupar un rol principal. Soberón, por su parte, vive una paradoja cruel, tras ser el máximo goleador del curso pasado, ahora observa desde la distancia cómo sus minutos se evaporan por decisión técnica.
Minutos limitados y oportunidades escasas
El delantero cántabro apenas ha sido titular en un encuentro, frente al Andorra. El resto del tiempo, su aportación ha sido testimonial, como la de Valery, relegado a apariciones fugaces en cuatro partidos y ausente contra el Mirandés. Gabi, mientras tanto, reparte la constancia a su manera, Bazdar también ha tenido minutos contados, aunque con una promesa velada de futuro. “No hay ningún caso Samed, Va a ser muy importante, va a tener oportunidades”, explicó el entrenador sobre el bosnio, a quien los 105 minutos disputados y una sola titularidad parecen, de momento, un gesto más que una confianza plena.
Las estadísticas refuerzan la sensación de caída libre para Soberón. El curso pasado acumulaba cinco goles en apenas siete jornadas, con 444 minutos jugados. Hoy, los números son un espejo cruel, 176 minutos y ningún tanto. Las diferencias saltan a la vista, igual que el descenso en el rendimiento cuando le toca entrar en juego.
La apuesta de Valery y la jerarquía actual
En el caso de Valery, la ecuación entre expectativa y realidad nunca llegó a cuadrar. Su fichaje fue una apuesta clara de Indias y Gabi, contrato de tres años, rescisión previa con el Girona y un sueldo cercano a los 700.000 euros. La inversión, sin embargo, solo ha rendido 98 minutos, en ocasiones fuera de su posición natural, como aquel partido en Andorra donde jugó de lateral izquierdo. Problemas físicos y decisiones técnicas se aliaron para diluir cualquier opción de impacto inmediato.
Hoy la jerarquía del ataque zaragocista es incuestionable. Soberón ha quedado relegado al cuarto escalón, detrás de Dani Gómez, Kodro y Bazdar. Valery, mientras tanto, sigue sin consolidar el papel que se esperaba de él. Dos historias distintas que se cruzan en un mismo punto, la dificultad de encajar promesas y expectativas en un equipo donde Gabi se ha convertido en líder indiscutible.
