Con un esquema vanguardista, de estilo ofensivo y admirador de Rafa Benítez, Rubén Sellés intentará sacar del infierno al Zaragoza. Sporting, el primer desafío
Moderno, metódico y profundamente táctico. A sus 42 años, Rubén Sellés combina formación y experiencia práctica adquirida en un amplio abánico del fútbol europeo, con un estilo basado en intensidad, presión alta, verticalidad y orden defensivo. Adepto al sello Rafa Benítez, adapta sus equipos a las características de sus jugadores, buscando siempre dinamismo y eficiencia en las transiciones. Su fútbol se centra en presionar lejos de la portería, recuperar rápido y atacar con claridad, buscando que el equipo genere ocasiones desde la agresividad y la organización colectiva. Eso es lo que buscará lograr con el caótico Zaragoza.
Con los maños, Sellés deberá combinar sus ideas con la realidad de la plantilla, aplicando flexibilidad táctica sin depender de un sistema fijo, aunque su predilección por el 4-2-2-2 o el 4-3-3 se refleja en la importancia de un doble pivote equilibrado entre creatividad y solidez. Además, concede gran peso al trato directo con los jugadores, construyendo confianza y disciplina, justamente en un momento donde los futbolistas afrontan una gran presión por sacar resultado.
¿La revolución táctica que necesita el Zaragoza?
Rubén Sellés aterriza en Aragón con una cierta experiencia en situaciones de crisis en Inglaterra. Tras su paso por Reading, Hull City y Sheffield United, donde supo recomponer equipos en dificultades, llega a Zaragoza para intentar revertir una situación límite. La capacidad de Sellés para integrar cuerpos técnicos y transmitir ideas se convierte en un activo clave. Su recorrido por Grecia, Rusia, Dinamarca y otros países le enseñó a adaptarse a distintos perfiles y exigencias.
Rubén Sellés cerró su última etapa en el Sheffield United con un balance complicado: seis derrotas consecutivas en liga, incluida una dolorosa goleada por 5-0 ante Ipswich Town, que precipitó su despido en septiembre de 2025. En España, el valenciano tuvo dos experiencias diversas: la primera como preparador físico en las juveniles del Villarreal en 2009 y, 11 años después, se hizo cargo de la dirección técnica en las fuerzas básicas del Valencia.
La difícil misión de enderezar una situación crítica
El Real Zaragoza atraviesa una crisis histórica. Colista a cinco puntos de la salvación, el equipo blanquillo exhibe los peores registros de Segunda: apenas seis goles a favor, 17 en contra y un récord inquietante de cinco expulsiones en solo diez jornadas. La mitad de ellas recayó en jugadores clave como Paul o Gabi, y todas se han producido en el Ibercaja, donde los aragoneses aún no conocen la victoria. La acumulación de tarjetas rojas y la fragilidad defensiva dibujan un panorama caótico que exige soluciones inmediatas.
El desastre zaragocista no se limita a la disciplina. La ofensiva es débil, incapaz de generar peligro y con cifras que solo superan al Oviedo en el fútbol profesional español. La defensa tampoco da respiro: 17 goles encajados, cifra igualada con equipos que, al menos, compensan con su poderío ofensivo. Entre derrotas abultadas y una moral por los suelos, el Zaragoza se enfrenta a un calendario exigente que amenaza con prolongar su calvario, mientras los aficionados ven cómo su equipo parece caer al abismo.
