Azpilicueta acelera contra el reloj para estar ante CA Osasuna en un partido especial que trasciende lo emocional

El examen físico de última hora marcará si el “líder silencioso” del Sevilla FC vuelve ya contra su club de la vida

La noticia del día en Nervión no está en los goles ni en la clasificación. Está en la camilla, en el gimnasio y en el césped de la Ciudad Deportiva José Ramón Cisneros Palacios. Allí, César Azpilicueta sigue trabajando al margen, con la intención de que su cuerpo responda a tiempo y no perderse el duelo del sábado frente a CA Osasuna, el club donde se forjó desde los 11 años y donde se convirtió en internacional. Su lesión en el aductor izquierdo parecía condenarlo al parón, pero su obsesión por este encuentro ha reabierto la puerta de la esperanza.

Porque el veterano defensor navarro hizo lo imposible para acelerar plazos. Tras lesionarse, completó dos semanas de dobles sesiones para llegar al choque del pasado fin de semana ante el Atlético de Madrid. Fue titular, jugó 45 minutos… y luego pidió el cambio por nuevas molestias. Desde entonces, no ha podido entrenar con el grupo. Quedan horas, no días. Y eso convierte el Sevilla–Osasuna en una carrera contrarreloj.

Un partido marcado en rojo para Azpilicueta: Nervión, Pamplona y el corazón dividido

Para la plantilla es un partido importante. Para él, es otra cosa. Es memoria, origen y amor deportivo. Azpilicueta lo explicó sin rodeos: desde que firmó por el Sevilla FC, miró el calendario para ver cuándo pisaría el Sánchez-Pizjuán frente al equipo de su vida. Allí debutó con 17 años, allí se convirtió en el jugador más joven del club en llegar a 100 partidos oficiales y allí se hizo profesional.

En su rueda de prensa, la emoción se coló entre las frases medidas: “Guardo un cariño enorme. En Osasuna aprendí como futbolista y como persona”. Aseguró que siempre será “un partido especial”, pero dejó claro que la prioridad está donde debe: los tres puntos, el Sevilla, el vestuario.

Ese equilibrio entre sentimiento y profesionalidad define su carrera. Y explica por qué el cuerpo técnico, desde Matías Almeyda hasta sus compañeros, confían en su liderazgo incluso cuando no está sobre el césped.

El futuro inmediato: renovación automática a la vista, pero “aún no está hecho”

Entre molestias, emociones y dudas físicas, hay otra conversación que empieza a coger fuerza: la renovación. Su contrato, firmado a finales de agosto, contempla una extensión automática si cumple determinados objetivos de rendimiento. Todo indica que llegará a esas cifras. Y aunque en la calle ya se dé por hecho, Azpilicueta pisa el freno: “Estamos en noviembre. Aún queda mucha temporada”. Eso sí, dejó claro que está feliz, cómodo y respaldado en Nervión.

El Sevilla FC también lo está con él. El vestuario destaca su influencia, el cuerpo técnico elogia su profesionalidad y el club valora su aportación en el campo y en la caseta. Su fichaje no fue un golpe de marketing: fue un fichaje de carácter, de jerarquía, de esos jugadores que ordenan, hablan poco y transforman mucho.

¿Juega o no juega?

Hoy, nadie puede asegurar una respuesta. No ha entrenado con el grupo. Quedan muy pocas horas. El riesgo existe, pero las ganas también. El cuerpo médico decidirá, pero Azpilicueta empujará hasta el último minuto.

Si llega, será noticia. Si no llega, también. Porque este partido no es uno más. Es el regreso del hijo de Pamplona a su casa deportiva, pero vestido de blanco y rojo, con la responsabilidad de Nervión, con un club que depende de su experiencia, y con una afición que ya lo ve como uno de los suyos.

Sea dentro o fuera del campo, César Azpilicueta será protagonista. Y el Sevilla FC vs CA Osasuna tendrá un componente emocional imposible de medir en estadísticas.