En pleno vaivén del mercado de fichajes, donde los rumores florecen con la misma velocidad con la que se marchitan las promesas, el Sevilla FC ha encontrado una certeza silenciosa: Hugo Rincón
La historia reciente del Sevilla FC podría describirse como una coreografía entre desajustes defensivos y sueños europeos pospuestos. Pero, cuando un club se tambalea, lo sensato no es reconstruir desde la nostalgia, sino desde la zaga. Y en ese arte, Hugo Rincón se ha convertido en una de las piezas más apetecibles del escaparate. Mientras Juanlu Sánchez hace las maletas rumbo a Nápoles una salida tan anunciada como inevitable, el joven navarro del Mirandés emerge como el relevo ideal, 22 años, más de 40 partidos en Segunda y una cabeza que piensa como si ya hubiera jugado en San Mamés en noches europeas.
Antonio Cordón, nuevo arquitecto del Sevilla y enemigo declarado del despilfarro, ha encontrado en Rincón la rareza más codiciada del fútbol moderno, juventud con cabeza táctica. Su cesión desde el Athletic no fue un exilio, sino un laboratorio. Allí, en Miranda de Ebro, Rincón ha aprendido a defender como si cada duelo fuese un examen oral ante Bielsa. No marca goles, no lanza faltas, no vende camisetas. Pero cómo entiende los espacios. Y en un mundo donde los laterales muchas veces parecen extremos frustrados, él se dedica a la defensa como un relojero suizo, sin estridencias, pero con precisión milimétrica.

Juventud con brújula y cesiones con bisturí
El Athletic Club, siempre celoso de su cantera, observa a Rincón con una mezcla de orgullo y resignación. Lo formaron para que se hiciera hueco, pero el hueco aún no existe. Así que una cesión estratégica, lejos de ser un castigo, se convierte en un peaje hacia la élite. Y en ese limbo de oportunidades, el Sevilla ha olido sangre. Necesita refuerzos fiables y baratos, dos palabras que rara vez cohabitan en los despachos de fichajes. Rincón ofrece ambas, solvencia sin ruido y juventud sin ínfulas. Como una navaja suiza en el bolsillo de un entrenador prudente.
Eso sí, la puja no es un monólogo. Alavés, Getafe y Rayo Vallecano también han asomado el hocico. Cada uno con su encanto, cada uno con sus promesas. Pero el Sevilla ha sido más rápido, más serio. No ofrece milagros, pero sí minutos. Y, sobre todo, ofrece un contexto, reconstrucción con lógica, sin grandes fastos, como quien elige ladrillos antes que cortinas. La operación Rincón encaja como anillo al dedo en esa visión, un proyecto sin urgencias, pero con dirección clara. Como plantar un árbol, sabiendo que la sombra tardará, pero llegará.
Fichaje prioritario: aunque no exclusivo
No todo está dicho. Aunque Rincón sea el candidato ideal, no es el único. La dirección deportiva sevillista no quiere repetir errores de fe ciega. Su lista es larga, sus filtros exigentes. La marcha de Juanlu ya se da por hecha, pero eso no significa actuar con desesperación. Rincón gusta, convence, incluso ilusiona. Pero el mercado es un bosque lleno de espejismos, y el Sevilla prefiere mirar dos veces antes de cruzar.
Eso no impide que la sintonía con el entorno del jugador sea buena. Hay contactos, hay planes. Y, sobre todo, hay paciencia. El club quiere un lateral que no solo tape agujeros, sino que encaje en una idea de juego, que crezca con ella. Rincón puede ser ese jugador. No porque deslumbre, sino porque sostiene. Y en tiempos de incertidumbre, los pilares valen más que los focos.