El club firma un acuerdo con una plataforma denunciada por miles de aficionados
No es una broma, aunque lo parezca. Viagogo, la célebre o más bien infame plataforma de reventa de entradas, se ha convertido en el nuevo distribuidor oficial del Sevilla FC para los partidos en el Ramón Sánchez-Pizjuán. Una decisión que ha desatado la indignación inmediata de buena parte de la afición sevillista y que plantea, como mínimo, preguntas incómodas.
¿Cómo puede un club al borde de la disolución legal permitirse, además, el lujo de dinamitar lo poco que le queda de confianza social?
Una alianza con historial tóxico
Viagogo no necesita presentación. Cualquiera que haya intentado comprar entradas para un concierto, un partido o incluso una obra de teatro, probablemente haya sido redirigido a su web aunque no quisiera. Allí se anuncian entradas a precios abusivos, sin garantía de validez, con gastos ocultos y una opacidad comercial que ha motivado advertencias y sanciones de organismos de consumo en media Europa.
De hecho, en países como el Reino Unido o Francia, la plataforma ha sido investigada, sancionada y en algunos casos vetada por sus prácticas. En España, las asociaciones de consumidores llevan años alertando sobre la venta fraudulenta de entradas en Viagogo y exigiendo mayor regulación.
Y sin embargo, el Sevilla FC en su hora más frágil decide aliarse con ellos.

Una decisión que no se entiende… salvo si se mira el balance
La pregunta es inevitable: ¿por qué un club con más de un siglo de historia decide abrazar a una empresa con tan dudosa reputación? La respuesta más cruda es también la más obvia: dinero inmediato. En medio de un agujero financiero de casi 400 millones de euros, y con pérdidas anuales de más de 70 millones, el club parece haber optado por la táctica del náufrago: agarrarse a cualquier mano que le prometa flotar, aunque esa mano venga manchada.
Lo grave es que esta decisión no solo daña la imagen institucional, sino que rompe el vínculo de confianza con los aficionados, esos mismos que llevan semanas pidiendo transparencia, respeto y soluciones reales.
Un contrato que huele a desesperación
El acuerdo, según ha trascendido, convierte a Viagogo en “distribuidor oficial” de entradas, lo que implica que tendrá acceso preferente al canal de venta de localidades para los partidos del Sevilla. Y aunque el club aún no ha publicado los detalles completos del contrato, los precedentes invitan al escepticismo: en otras alianzas similares (como la que tuvo con clubes ingleses), los precios se dispararon y los socios tradicionales quedaron desplazados por compradores internacionales con mayor poder adquisitivo.
La antítesis es dolorosa: el club que presume de ser “del pueblo” entrega sus entradas a una multinacional que opera como si el fútbol fuera solo un mercado especulativo más.
El aficionado, una vez más, el último en la lista
Mientras se multiplican las críticas en redes sociales y plataformas de afición, la directiva guarda silencio o se limita a comunicados estériles. Pero los mensajes son ya una constante: “Esto tiene que ser una broma”, “vergüenza”, “estafa institucionalizada”… Y no es solo ruido de Twitter. Es hartazgo.
Porque cuando el escudo se asocia con la reventa, el daño no es solo económico. Es moral. Es identitario. Y en una ciudad donde el fútbol forma parte del ADN colectivo, estas decisiones no se olvidan fácilmente.
Viagogo será oficial. Pero lo verdaderamente oficial hoy es la indignación de una afición que se siente traicionada.