En Valencia hay dos delanteros en el punto de mira… y no es precisamente por su puntería. Carlos Corberán, con el semblante de quien sabe más de lo que dice, ya se sienta con la dirección deportiva para decidir qué hacer con Sadiq y Rafa Mir. Y aunque lo llama “privado”, lo que está en juego es muy público
La rueda de prensa previa al duelo contra el Getafe tenía todos los ingredientes clásicos de un final de temporada con aroma a Europa: repaso táctico, llamada a la ambición, halagos controlados. Pero en el fondo de todo, flotaban dos nombres: Umar Sadiq y Rafa Mir. Dos delanteros de físico imponente, cartel mediático… y un rendimiento que se mueve en el filo entre la promesa y la decepción.
Sadiq: de titular ilusionante a incógnita con botas
El caso de Umar Sadiq es, como mínimo, desconcertante. Un delantero con capacidades únicas para desbordar defensas, que sin embargo ha perdido protagonismo justo cuando el Valencia ha encontrado estabilidad. Ha pasado de ser un arma ofensiva recurrente a convertirse en un recurso esporádico desde el banquillo. El técnico no lo señala, pero la grada lo murmura: ¿qué pasa con Sadiq?
Corberán, con elegancia británica, no entra en polémicas: “Estoy en conversaciones con la dirección deportiva, pero mis opiniones son privadas”. Traducción libre: el club le escucha… y él ya ha hablado claro.
Rafa Mir: fichaje mediático, rendimiento intermitente
En el otro lado está Rafa Mir, el delantero que parecía hecho para triunfar en Mestalla. Volvió a casa, fue titular ante Las Palmas, marcó presencia física, pero no termina de convencer. Su caso es más delicado: es un jugador que quiere quedarse, pero que necesita demostrar que su presencia en el once no es una cuestión de contrato, sino de méritos.
Y mientras tanto, Hugo Duro —ese delantero que nunca ha sido “la estrella”— sigue acumulando minutos, goles y respeto. La antítesis de Sadiq y Mir: menos expectativas, más efectividad.

Despachos encendidos, vestuario en equilibrio
Corberán no gestiona solo un equipo, gestiona tensiones. Entre lo que espera la dirección deportiva, lo que exige la afición, y lo que ve en los entrenamientos. Por eso prefiere mantener los debates dentro del despacho, y no en los titulares. Pero que nadie se engañe: su decisión influirá directamente en la plantilla del próximo curso.
¿Se queda alguno? ¿Salen los dos? ¿Hay hueco para ambos en un Valencia que aspira a jugar en Europa pero que no tiene margen para sentimentalismos ni fichajes fallidos?
Europa como moneda de cambio
El objetivo europeo no es solo un premio deportivo. Es una llave para diseñar la plantilla del futuro. Y eso incluye saber quién tiene sitio… y quién no. Corberán lo sabe. Por eso insiste: “No hay que quitar valor a lo que hemos hecho, pero la temporada no ha terminado”. Es decir: que nadie se relaje. Ni en el césped, ni en el despacho.
Porque mientras Mestalla recupera la ilusión, en los pasillos interiores se preparan decisiones frías. Las que separan al jugador útil del prescindible. Y en ese examen silencioso, Sadiq y Mir ya están en primera fila.