Atitlan mueve fichas: terrenos del Mestalla, apoyo de Goldman y un Mateu Alemany en la recámara
La venta del Valencia CF esa novela interminable que parece avanzar en capítulos escritos en tinta invisible vive días de alta tensión. Pero esta vez, más que rumores, lo que se empiezan a vislumbrar son jugadas concretas. Y todas conducen al mismo nombre: Roig. No directamente, claro, pero sí a través de Atitlan, el fondo que dirige su yerno.
Según fuentes cercanas a una de las partes implicadas, la maniobra ya está en curso. Una operación silenciosa, tejida en despachos discretos y al abrigo de los focos. No es oficial. No es pública. Pero empieza a oler a cambio real.
Primer movimiento: terrenos del viejo y nuevo Mestalla
Atitlan habría adquirido o cerrado la compra de parcelas vinculadas al viejo y al nuevo Mestalla. No es solo un golpe estratégico desde el punto de vista urbanístico; es también una llave. La llave para sentarse en la mesa grande. La que permite decir: “Aquí estamos y venimos con fuerza”.
Pero hay más. Porque el fondo valenciano no se conforma con ladrillos.
Segundo paso: el asalto al club y las acciones de Lim
El objetivo no es solo el terreno: quieren las acciones. Quieren el club. Y para eso, habrían contado con el visto bueno y, aún más importante, el respaldo económico de Goldman Sachs, el banco estadounidense que ya juega en la partida a través del segundo crédito firmado para el estadio.
Goldman, con su lógica de maximización y rentabilidad, sabe que Lim es un activo desgastado, impopular y tóxico para la marca. Si alguien le ofrece una salida rentable y ordenada, podrían facilitar la transición.
Mateu Alemany: ¿el regreso del gestor de confianza?
Para vestir esta operación de valencianismo serio y creíble, Mateu Alemany es el hombre señalado. No es un secreto que Juan Roig admira su perfil. Lo tuvo cerca en el pasado, y no vería con malos ojos su regreso como presidente si el club cae en manos locales.
Alemany, gestor sobrio y respetado, sería el rostro visible. Atitlan, el poder ejecutivo. Y Roig, la figura tutelar que no aparece en la foto, pero mueve el marco.

La política, como siempre, en el tablero
Una parte especialmente relevante del relato apunta a que la alcaldesa de Valencia ya estaba al tanto de esta operación. Según las mismas fuentes, fue ella quien bloqueó la entrada de otro grupo inversor, dejando vía libre al grupo valenciano. Un gesto que cobra sentido bajo un Ayuntamiento controlado por el PP, históricamente más cercano a los intereses de la burguesía empresarial local.
¿Una nueva etapa… o una repetición del pasado?
Así pues, si se confirma todo esto, el Valencia CF volvería a ser propiedad valenciana. No en manos de los socios, ni de la afición, pero sí de una élite económica local que —como en otras épocas— se vería como la heredera natural del club.
Habrá quien lo reciba como un alivio tras años de caos con Meriton. Y habrá quien tema que se repita la historia de élites que no escuchan a su gente. Lo único cierto, por ahora, es que las piezas ya se están moviendo. Y si Atitlan entra, Juan Roig será el que no figure en el organigrama, pero sí en cada decisión.
El Valencia puede estar a punto de cambiar de manos. Pero, como siempre, los hilos se tensan lejos del césped.